lunes, 31 de diciembre de 2012

Feliz Año 2013



El Hermano Mayor y la Junta de Gobierno os desea un prospero año 2013.

QUE EL NIÑO DIOS RECIÉN NACIDO OS LLENE DE BIENES Y ESPERANZAS PARA EL PRÓXIMO AÑO.

domingo, 30 de diciembre de 2012

Meditación Evangelio Sagrada Familia

SAGRADA FAMILIA

La Sagrada Familia con Santa Ana. Autor Pedro Pablo Rubens. Museo Nacional del Prado.


Evangelio: Lucas 2, 41-52

Los padres de Jesús iban todos los años a Jerusalén para la fiesta de la Pascua. Cuando Jesús cumplió los doce años, subió también con ellos a la fiesta, pues así había de ser. Al terminar los días de la fiesta regresaron, pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén sin que sus padres lo supieran.

Seguros de que estaba con la caravana de vuelta, caminaron todo un día. Después se pusieron a buscarlo entre sus parientes y conocidos. Como no lo encontraran, volvieron a Jerusalén en su búsqueda.

Al tercer día lo hallaron en el Templo, sentado en medio de los maestros de la Ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que le oían quedaban asombrados de su inteligencia y de sus respuestas. Sus padres se emocionaron mucho al verlo; su madre le decía: “Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Tu padre y yo hemos estado muy angustiados mientras te buscábamos.”

El les contestó: “¿Y por qué me buscaban? ¿No saben que yo debo estar donde mi Padre?” Pero ellos no comprendieron esta respuesta. Jesús entonces regresó con ellos, llegando a Nazaret. Posteriormente siguió obedeciéndolos. Su madre, por su parte, guardaba todas estas cosas en su corazón. Mientras tanto, Jesús crecía en sabiduría, en edad y en gracia, ante Dios y ante los hombres.


La meditación de este Evangelio, nos la ofrece el Excmo. y Rvdo. Sr. D. Antonio Dorado Soto, Obispo emérito de Málaga.


M E D I T A C I O N


Antes de adentrarnos en el texto evangélico, conviene recordar que, en tiempos de Jesús, un varón judío adulto, que no viviera a más de una jornada de camino de Jerusalén, solía acudir al templo durante las fiestas de Pascua, Pentecostés (fiesta de las primicias) y los Tabernáculos (fiesta de la cosecha). Si habitaba a mayor distancia, como es el caso de María y José, se esperaba que fuera, al menos, una vez en la vida. Sin embargo, dice san Lucas que María y José solían acudir todos los años “por la fiesta de la Pascua”.

Dado que un niño se convertía en hombre y era iniciado en las prácticas de la Alianza a los trece años, se explica que el evangelista Lucas resalte que este episodio aconteció cuando Jesús tenía doce años, y se preparaba a ser considerado un joven. Era también el momento en el que los niños judíos se iniciaban en el estudio de las santas escrituras.

El viaje se realizaba en caravana, para ayudarse unos a otros. Las mujeres solían partir antes que los varones, porque se suponía que caminaban más despacio. Los niños podían ir con las mujeres o con los hombres, por lo que no es extraño que ni María ni José se inquietaran porque Jesús no caminara a su lado. Dado que su comportamiento habitual no daba motivos para desconfiar de él, cada uno suponía que iba con el otro.

Aunque el evangelista san Lucas centra su todo interés en Jesús mismo y en sus primeras palabras que aparecen en el Evangelio, nos podemos fijar en algunos rasgos que caracterizan a la Sagrada Familia, y que pueden servirnos de inspiración fecunda para las familias de todos los tiempos. Me voy a fijar en cuatro.

El primero, que María y José habían formado un hogar firmemente asentado sobre la fe, como se deduce del hecho que todos los años acudieran a Jerusalén, con su hijo, para celebrar la Pascua. En cuestiones religiosas, no se limitaban a los mínimos que establecía la costumbre.

El segundo, que esta peregrinación nos presenta a la sagrada Familia como parte de una comunidad mayor, el Pueblo de Dios, siempre en camino. En camino hacia Dios y en camino hacia lo mejor de cada uno de los miembros y de la familia como tal.

El tercero, la manera sabia con que armonizaban la libertad y la obediencia en la ayuda al desarrollo de su hijo. Como ha dicho Benedicto XVI, en su último libro, el hecho de que Jesús tomara la decisión de quedarse en Jerusalén para obedecer a “su Padre”, valiéndose de la amplitud de movimientos que le daban sus padres, “nos muestra de manera muy hermosa que, en la Sagrada Familia, la libertad y la obediencia estaban muy bien armonizadas una con otra”.

Finalmente, la manera de afrontar unidos en la misma fe las dificultades de la vida diaria. Durante tres días buscan a su hijo por doquier, y cuando lo encuentran, reciben una respuesta aparentemente desabrida. Ante las palabras de Jesús, José se refugia en un silencio respetuoso y humilde, cuando oye decir al niño que tenía que ocuparse de los asuntos de su Padre, en las cosas de Dios. Y María, que tampoco había comprendido todo el alcance de su respuesta, guarda en su corazón las palabras de su hijo, para meditarlas despacio. Seguro que los esposos hablaron mucho entre sí de esta respuesta y se ayudaron mutuamente a descubrir la voluntad de Dios, a la que habían consagrado sus vidas.

Antonio Dorado Soto
Obispo emérito de Málaga


En nombre de la Junta de Gobierno de esta Venerable Cofradía queremos agradecer la colaboración de Excmo. y Rvdo. D. Antonio Dorado.

viernes, 28 de diciembre de 2012

Lotería del Niño





Estimados Hermanos y colaboradores:

Un año más finalizada la lotería de navidad, se ha puesto a la venta la lotería del Niño de la Cofradía

Al igual que el año pasado, hemos insertado en la pagina web un enlace al portal on-line para su compra, mediante décimo electrónico, banner que podrá encontrar en la parte baja de la página principal http://www.perdonyrosario.es/

También pueden adquirir la papeleta tradicional en la Casa de Hermandad C/ Ruiz de Bustamante, 3-5- bajo. 11005 - Cádiz o en los puntos de venta habituales.

Suerte para todos.

martes, 25 de diciembre de 2012

NATIVIDAD DEL SEÑOR. MISA DE NAVIDAD


NATIVIDAD DEL SEÑOR


MISA DE NAVIDAD


Estas lecturas se emplean en la misa de la Navidad – después de la Aurora del día 25 de diciembre.

PRIMERA LECTURA


Lectura del libro de Isaías 9, 1-3.5-6

¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz, que trae la Buena Nueva, que pregona la victoria, que dice a Sión: «Tu Dios es rey»! Escucha: tus vigías gritan, cantan a coro, porque ven cara a cara al Señor, que vuelve a Sión.

Romped a cantar a coro, ruinas de Jerusalén, que el Señor consuela a su pueblo, rescata a Jerusalén; el Señor desnuda su santo brazo a la vista de todas las naciones, y verán los confines de la tierra la victoria de nuestro Dios.

Palabra de Dios

Salmo responsorial

Sal 97 , 1. 2-3ab. 3cd-4. 5-6 (R.: 3c)

R. Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios.
Cantad al Señor un cántico nuevo,porque ha hecho maravillas: su diestra le ha dado la victoria, su santo brazo. R.
El Señor da a conocer su victoria, revela a las naciones su justicia: se acordó de su misericordia y su fidelidad en favor de la casa de Israel. R.
Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios. Aclama al Señor, tierra entera; gritad, vitoread, tocad. R.
Tañed la cítara para el Señor, suenen los instrumentos: con clarines y al son de trompetas, aclamad al Rey y Señor. R.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta a los Hebreos 1, 1-6

En distintas ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a nuestros padres por los profetas. Ahora, en esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo, al que ha nombrado heredero de todo, y por medio del cual ha ido realizado las edades del mundo.

Él es reflejo de su gloria, impronta de su ser. Él sostiene el universo con su palabra poderosa. Y, habiendo realizado la purificación de los pecados, está sentado a la derecha de su majestad en las alturas; tanto más encumbrado sobre los ángeles, cuanto más sublime es el nombre que ha heredado.

Pues, ¿a qué ángel dijo jamas: «Hijo mío eres tú, hoy te he engendrado», o: «Yo seré para él un padre, y el será para mí un hijo»? Y en otro pasaje, al introducir en el mundo al primogénito, dice: «Adórenlo todos los ángeles de Dios.»

Palabra de Dios

Aleluya

“Os traigo la buena noticia: nos ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor”


EVANGELIO

+ Lectura del santo evangelio según san Juan 1, 1-18


En el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios.

La Palabra en el principio estaba junto a Dios. Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho. En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió.

Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz. La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre.

Al mundo vino, y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre. Éstos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios.

Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad.

Juan da testimonio de él y grita diciendo: «Éste es de quien dije: "El que viene detrás de mí pasa delante de mí, porque existía antes que yo."» Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia. Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.

A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.

Palabra del Señor

NATIVIDAD DEL SEÑOR. MISA DE LA AURORA



NATIVIDAD DEL SEÑOR


MISA DE LA AURORA



Estas lecturas se emplean en la misa de la Aurora del día 25 de diciembre.



PRIMERA LECTURA



Lectura del libro de Isaías 62, 11-12.


Mirad que Dios hace oír hasta los confines de la tierra: "Decid a la hija de Sión: Mira que viene tu salvación; mira, su salario le acompaña, y su paga le precede. Se les llamará "Pueblo Santo", "Rescatados de Yahveh"; y a ti se te llamará "Buscada", "Ciudad no Abandonada".

Palabra de Dios


Salmo responsorial


Sal 96, 1 y 6. 11-12


R. Hoy brillará una luz sobre nosotros, porque nos ha nacido el Señor.

Yahveh reina; regocíjese la tierra,
alégrense las muchas costas. R.

Los cielos anunciaron su justicia,
y todos los pueblos vieron su gloria. R.

Luz está sembrada para el justo,
y alegría para los rectos de corazón.
Alegraos, justos, en Yahveh,
y alabad la memoria de su santidad. R.



SEGUNDA LECTURA



Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a Tito, 3, 4-7.


Pero ahora se han hecho patentes la bondad y el inmenso amor que Dios, nuestro Salvador, tiene a los hombres. él nos ha salvado, no en virtud de nuestras buenas obras, sino por puro amor; y lo ha hecho a través del agua, que nos hace nacer de nuevo y nos renueva bajo la acción del Espíritu Santo que Dios ha derramado sobre nosotros con abundancia por medio de nuestro Salvador Jesucristo.


Restablecidos así por la gracia de Dios en su amistad, hemos sido constituidos herederos de la vida eterna que estamos esperando.


Palabra de Dios


Aleluya





“Cuando dé a luz a su Hijo, tú le pondrás por nombre "Jesús", porque él salvará a su pueblo de sus pecados”








EVANGELIO


+ Lectura del santo evangelio según san Lucas, 2, 15-20


Y sucedió que cuando los ángeles, dejándoles, se fueron al cielo, los pastores se decían unos a otros: "Vayamos, pues, hasta Belén y veamos lo que ha sucedido y el Señor nos ha manifestado."


Y fueron a toda prisa, y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, dieron a conocer lo que les habían dicho acerca de aquel niño; y todos los que lo oyeron se maravillaban de lo que los pastores les decían. María, por su parte, guardaba todas estas cosas, y las meditaba en su corazón.


Los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho.


Palabra del Señor

NATIVIDAD DEL SEÑOR. MISA DEL GALLO


NATIVIDAD DEL SEÑOR

 

MISA DEL GALLO

 
Estas lecturas se emplean en la misa del gallo - medianoche del día 24 de diciembre.

PRIMERA LECTURA


Lectura del libro de Isaías 9, 1-3.5-6

El pueblo que andaba en tinieblas vio una gran luz; sobre los moradores de una tierra de sombras, la luz ha despuntado. Has acrecentado su alegría, has agrandado su júbilo; se regocijan ante ti como en la algazara de la siega, como se alegran los que reparten un botín. Pues su penoso yugo, la vara sobre sus espaldas, el palo de su verdugo tú lo quebraste como en el día de Madián. Que un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado; sobre sus hombros el imperio, y su nombre será: Consejero admirable, Dios potente, Padre eterno, Príncipe de la paz, para ensanchar el imperio, para una paz sin fin en el trono de David y en su reino; para asentarlo y afirmarlo en el derecho y la justicia desde ahora para siempre. El celo del Señor omnipotente hará todo esto.

Palabra de Dios
 

Salmo responsorial

Sal 96

Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor toda la tierra;
cantad al Señor, bendecid su nombre,
proclamad día tras día su salvación;

Cantad al Señor, bendecid su nombre,
proclamad día tras día su salvación;
publicad su gloria entre las gentes,
sus portentos entre todos los pueblos.

Que se alegre el cielo y goce la tierra,
que retumbe el mar y todo lo que encierra,
que sonrían los campos con sus frutos,
que griten de alegría los árboles del bosque

Delante del Señor, porque ya viene,
porque viene para gobernar la tierra,
para implantar en el mundo la justicia,
y entre todos los pueblos la lealtad.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la Carta del Apóstol San Pablo a Tito 2, 11-14.

Pues se ha manifestado la gracia de Dios, fuente de salvación para todos los hombres, enseñándonos a renunciar a la maldad y a los deseos mundanos y a llevar una vida sobria, justa y religiosa, mientras aguardamos el feliz cumplimiento de lo que se nos ha prometido y la manifestación gloriosa del gran Dios y Salvador nuestro Jesucristo, que se entregó a sí mismo por nosotros para redimirnos y hacer de nosotros un pueblo escogido, limpio de todo pecado y dispuesto a hacer siempre el bien.

Palabra de Dios

Aleluya

“Os traigo la buena noticia: nos ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor”


EVANGELIO

+ Lectura del santo evangelio según san Lucas 2, 1-14


Por aquellos días salió un decreto de Cesar Augusto para que se empadronara todo el mundo. Éste es el primer censo que se hizo siendo Cirino gobernador de Siria.

Todos iban a empadronarse, cada uno a su ciudad. También José, por ser descendiente de David, fue desde la ciudad de Nazaret de Galilea a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, para empadronarse con María, su mujer, que estaba encinta.

Mientras estaban allí se cumplió el tiempo del parto, y dio a luz a su hijo primogénito; lo envolvió en pañales y lo reclinó en un pesebre, porque no encontraron sitio en la posada.

Había en la misma región unos pastores acampados al raso, guardando por turno sus rebaños.

Se les presentó el ángel del Señor, y la gloria del Señor los envolvió con su luz. Ellos se asustaron. El ángel les dijo: «No tengáis miedo, pues os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo. En la ciudad de David hoy os ha nacido un salvador, el Mesías, el Señor. Esto os servirá de señal: Encontraréis un niño envuelto en pañales acostado en un pesebre».

Y enseguida se unió al ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios diciendo: «Gloria a Dios en el cielo y paz en la tierra a los hombres que él ama».

Palabra del Señor

lunes, 24 de diciembre de 2012

NATIVIDAD DEL SEÑOR. MISA DE LA VIGILIA


NATIVIDAD DEL SEÑOR
MISA DE LA VIGILIA 

Estas lecturas se emplean en la misa vespertina del día 24 de diciembre, ya sea antes o después de las primeras Vísperas de Navidad.

PRIMERA LECTURA

El Señor te prefiere a ti

Lectura del libro de Isaías 62, 1-5

Por amor de Sión no callaré, por amor de Jerusalén no descansaré, hasta que rompa la aurora de su justicia, y su salvación llamee como antorcha.

Los pueblos verán tu justicia, y los reyes tu gloria; te pondrán un nombre nuevo, pronunciado por la boca del Señor. Serás corona fúlgida en la mano del Señor y diadema real en la palma de tu Dios. Ya no te llamarán «Abandonada», ni a tu tierra «Devastada»; a ti te llamarán «Mi favorita», y a tu tierra «Desposada», porque el Señor te prefiere a ti, y tu tierra tendrá marido.

Como un joven se casa con su novia, así te desposa el que te construyó; la alegría que encuentra el marido con su esposa, la encontrará tu Dios contigo.

Palabra de Dios

Salmo responsorial
Sal 88, 4-5. 16-17. 27 y 29 (R.: cf. 2a) 

R. Cantaré eternamente tus misericordias, Señor.

Sellé una alianza con mi elegido, jurando a David, mi siervo: "Te fundaré un linaje perpetuo, edificaré tu trono para todas las edades." R.

Dichoso el pueblo que sabe aclamarte: caminará, oh Señor, a la luz de tu rostro; tu nombre es su gozo cada día, tu justicia es su orgullo. R.

Él me invocará: "Tú eres mi padre, mi Dios, mi Roca salvadora." Le mantendré eternamente mi favor, y mi alianza con él será estable. R.

SEGUNDA LECTURA

Testimonio de Pablo sobre Cristo, hijo de David

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 13, 16-17. 22-25

Habiendo llegado a Antioquía de Pisidia, Pablo se puso en pie en la sinagoga y, haciendo seña de que se callaran, dijo: "Israelitas y los que teméis a Dios, escuchad: El Dios de este pueblo, Israel, eligió a nuestros padres y multiplicó al pueblo cuando vivían como forasteros en Egipto. Los sacó de allí con brazo poderoso."

Después nombró rey a David, de quien hizo esta alabanza: "Encontré a David, hijo de Jesé, hombre conforme a mi corazón, que cumplirá todos mis preceptos. Según lo prometido, Dios sacó de su descendencia un salvador para Israel: Jesús. 
Antes de que llegara, Juan predicó a todo Israel un bautismo de conversión; y, cuando estaba para acabar su vida, decía: 'Yo no soy quien pensáis; viene uno detrás de mí a quien no merezco desatarle las sandalias.'''     

Palabra de Dios

Aleluya

Mañana quedará borrada la maldad de la tierra,
y será nuestro rey Salvador del mundo


E V A N G E L I O

Genealogía de Jesucristo, hijo de David

+ Lectura del santo evangelio según san Mateo 1, 1-25

Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahán.

Abrahán engendró a Isaac, Isaac a Jacob, Jacob a Judá y a sus hermanos. Judá engendró, de Tamar, a Farés y a Zará, Farés a Esrón, Esrón a Aram, Aram a Aminadab, Aminadab a Naasón, Naasón a Salmón, Salmón engendró, de Rahab, a Booz; Booz engendró, de Rut, a Obed; Obed a Jesé, Jesé engendró a David, el rey.David, de la mujer de Urías, engendró a Salomón, Salomón a Roboam, Roboam a Abías, Abías a Asaf, Asaf a Josafat, Josafat a Joram, Joram a Ozías, Ozías a Joatán, Joatán a Acaz, Acaz a Ezequías, Ezequías engendró a Manasés, Manasés a Amós, Amós a Josías; Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, cuando el destierro de Babilonia.

Después del destierro de Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel a Zorobabel, Zorobabel a Abiud, Abiud a Eliaquín, Eflaquín a Azor, Azor a Sadoc, Sadoc a Aquim, Aquim a Eliud, Eliud a Eleazar, Eleazar a Matán, Matán a Jacob; y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo. Así, las generaciones desde Abrahán a David fueron en total catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce; y desde la deportación a Babilonia hasta el Mesías, catorce.

El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: "José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados." Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el Profeta: "Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa 'Dios-con-nosotros'".

Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y se llevó a casa a su mujer. Y sin que él hubiera tenido relación con ella, dio a luz un hijo; y él le puso por nombre Jesús.

Palabra del Señor

Mensaje de Navidad del Sr. Obispo


Adjunto os remitimos el mensaje de Navidad del Obispo de la Diócesis de Cádiz y Ceuta, Mons. Rafael Zornoza Boy.





Lo podeís ver pinchando en el siguiente enlace


 


http://www.obispadodecadizyceuta.org/noticia/mensaje-navidad-obispo-cadiz-ceuta




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Un abrazo en Xto y María del Rosario.


    


         Ana Moreno Galvín


       - Vocal de formación -

Meditación del Evangelio de San Lucas


Meditación del capítulo 1 del Santo Evangelio según San Lucas
 

Belén . Cofradía del Perdón . Altar Mayor de Santa Cruz .
 

1. Anuncio del nacimiento de San Juan el Bautista

Permitidme, en esta celebración inicial del tiempo de Navidad, recordaros los acontecimientos descritos por San Lucas en el capítulo 1 de su Evangelio. Quisiera que mi humilde meditación nos sirva a todos para hacer un balance de lo que hemos hecho durante las semanas que se ha prolongado el Adviento, pues es importante que nuestro corazón esté dispuesto a recibir al Mesías en sus dos venidas.

San Lucas nos dice en su Evangelio: "Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote, llamado Zacarías, del grupo de Abías, casado con una mujer descendiente de Aarón, que se llamaba Isabel" (LC. 1, 5). Herodes el Grande el idumeo era hijo del Procurador de Judea Antípatro. El famoso asesino de los Santos Inocentes de Belén nació al sur de Palestina en el año 73 A. C. A pesar de que el Senado de Roma le concedió a Herodes su realeza en el año 39 A. C., este comenzó a ejercer su cargo dos años después de que el mismo le fuera concedido. Herodes contrajo matrimonio con la princesa asmonea Mariamna con el fin de granjearse la confianza de los judíos. El citado Rey es conocido porque, entre los años 25 y 13 A. C., comenzó a reconstruir el Templo de la ciudad santa, poniendo especial atención en los escrúpulos religiosos que caracterizaban a los judíos.

San Lucas nos dice en el citado versículo 5 del capítulo 1 de su Evangelio que Zacarías pertenecía a la clase sacerdotal de Abías. En el capítulo 24 del primer libro de las Crónicas, podemos leer el origen detallado de cada una de las clases sacerdotales existentes en Israel.

San Lucas nos dice que Elisabeth era descendiente de Aarón, el hermano de Moisés que ayudó al elegido de Dios para liberar a los judíos de la esclavitud a llevar a cabo la misión que le fue encomendada por Yahveh.

"Los dos eran justos ante Dios, y caminaban sin tacha en todos los mandamientos y preceptos del Señor" (LC. 1, 6). Los autores de la Sagrada Biblia (los Hagiógrafos) tenían la costumbre de resaltar las virtudes de los personajes cuyas experiencias nos transmitieron en sus obras, de la misma forma que no ocultaban los pecados que cometían algunos de los protagonistas de sus narraciones. Zacarías e Isabel eran justos delante de El-Shaddai, cumplían puntualmente la Ley del todopoderoso, pero no tenían descendencia. En aquél tiempo existía la creencia de que quienes carecían de descendencia habían de ser considerados como muertos, -al igual que les sucedía a los leprosos y a los ciegos por las dramáticas circunstancias que vivían las cuales les impedían realizarse personalmente-, pues, cuando ellos fallecían, se extinguía su linaje.

"No tenían hijos, porque Isabel era estéril, y los dos de avanzada edad" (LC. 1, 7). No sabemos si Isabel era estéril o si su marido estaba incapacitado para darle un hijo, pero en aquél tiempo, la única causa que podía justificar la incapacidad de un hombre para tener hijos, era la ancianidad del mismo.

"Sucedió que, mientras oficiaba delante de Dios, en el turno de su grupo, le tocó en suerte, según el uso del servicio sacerdotal, entrar en el santuario del Señor para quemar el incienso. Toda la multitud del pueblo estaba fuera en oración, a la hora del incienso. Se le apareció el ángel del Señor, de pie, a la derecha del altar del incienso" (LC. 1, 8-11). Cuando rezamos el Credo hacemos alusión al hecho de que Jesucristo resucitado está sentado a la diestra de Dios Padre en el cielo. El ángel que Zacarías vio en su visión se situó a la derecha del altar del incienso porque ello indicaba que el sacerdote había de respetar al mensajero de Dios que le iba a anunciar una realidad que él en un principio no podría creer.

"Al verle Zacarías, se turbó, y el temor se apoderó de él" (LC. 1, 12). ¿Por qué se turbó Zacarías al contemplar a aquél ángel que vio en el Templo de Jerusalén? Los judíos creían que, dado que se consideraban pecadores, si veían a Dios, morirían irremisiblemente, dado que la justicia del todopoderoso los exterminaría, por causa de sus iniquidades, aunque las mismas fueran pecados veniales, o incumplimientos de la Ley forzados por su humana imperfección. Si los católicos tuviéramos la oportunidad de ver a Dios o a uno de sus ángeles cara a cara no sentiríamos miedo, pues se nos ha dicho que nuestro Creador es nuestro Padre, pero a los judíos no se les transmitió tanto la imagen del Dios Padre como la creencia en el Dios juez implacable.

"El ángel le dijo: "No temas, Zacarías, porque tu petición ha sido escuchada; Isabel, tu mujer, te dará a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Juan"." (LC. 1, 13). El ángel consideró oportuno tranquilizar al buen sacerdote antes de comunicarle su paternidad. Sabemos que el miedo es una angustiosa perturbación anímica que no nos permite discernir correctamente los acaeceres que hemos de vivir, así pues, si Zacarías conseguía extinguir el miedo de su corazón, podría estar dispuesto a interpretar correctamente el mensaje que le iba a ser transmitido. Zacarías supo que su petición había sido escuchada por nuestro Criador, pues así se lo hizo saber el espíritu que le fue enviado para comunicarle que no se afligiera más pensando en que, cuando él falleciera, su linaje sería exterminado de la faz de la tierra.

El ángel siguió diciéndole a Zacarías con respecto a su hijo: "Será para ti gozo y alegría, y muchos se gozarán en su nacimiento, porque será grande ante el Señor; no beberá vino ni licor; estará lleno de Espíritu Santo ya desde el seno de su madre."" (LC. 1, 14-15). Entre los versículos 1-21 del capítulo 6 del libro de los Números, encontraréis las disposiciones que habían de cumplir escrupulosamente los nazires o nazareos. Los nazires tenían terminantemente prohibidas la realización de las siguientes acciones: consumir bebidas alcohólicas, cortarse el pelo, y tocar e incluso aproximarse a un cuerpo muerto.

"Y a muchos de los hijos de Israel, les convertirá al Señor su Dios, e irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver el corazón de los padres a los hijos, y a los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto" (LC. 1, 16-17). En la profecía del Profeta Malaquías encontramos el siguiente texto: "He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Yaveh, grande y terrible. él hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición" (MAL. 4, 5-6). "Y, en efecto, Juan es Elías, el profeta que había de venir" (MT. 11, 14). "Los discípulos le preguntaron (a Jesús): -¿Por qué dicen nuestros maestros de la Ley que Elías tiene que venir primero? (los discípulos querían saber cuál era la causa por la que el impetuoso espíritu de Elías había de volver al mundo en la persona del Bautista antes de que aconteciera la primera venida del Mesías a nuestro encuentro). Jesús les contestó: -Es cierto que Elías ha de venir y ha de ponerlo todo en orden. Pero yo os aseguro que Elías ya vino, aunque ellos no le reconocieron, sino que le maltrataron cuanto quisieron. Y el Hijo del hombre va a sufrir de la misma manera a manos de ellos (de la misma forma que le fue amputada la cabeza al Bautista por orden de Herodes Antipas, Jesús fue crucificado porque Pilato cedió a la presión que el Sinedrio ejerció sobre él). Entonces los discípulos cayeron en la cuenta de que Jesús estaba refiriéndose a Juan el bautista" (MT. 17, 10-13. CF. MC. 9, 11-13). A pesar de lo expuesto anteriormente, San Juan el Bautista era muy humilde, así pues, en JN. 1, 21, podemos constatar que él no decía de sí mismo que era Elías, a pesar de que su espíritu era fuerte, por lo cuál decimos que el espíritu de Elías volvió a la tierra en el hijo de Zacarías y de Isabel.

"Zacarías dijo al ángel: -¿En qué lo conoceré? Porque yo soy viejo y mi mujer avanzada en edad" (LC. 1, 18). Zacarías no podía creer que él y su mujer iban a tener un hijo siendo ambos ancianos. Nosotros no podemos comprender los misterios de Dios. Si no le abrimos el corazón a nuestro Padre común, él no podrá llevar a cabo sus obras en nuestra vida.

"El ángel le respondió: "Yo soy Gabriel, el que está delante de Dios, y he sido enviado para hablarte y anunciarte esta buena nueva" (LC. 1, 19). El Arcángel San Gabriel le dijo a Zacarías que no debía dudar del mensaje que él le comunicó, dado que aquella maravillosa noticia procedía de Dios.

"Mira, te vas a quedar mudo y no podrás hablar hasta el día en que sucedan estas cosas, porque no diste crédito a mis palabras, las cuales se cumplirán a su tiempo" (LC. 1, 20). Según nuestra mentalidad actual, el hecho de que le comuniquemos un mensaje a cualquier persona y no seamos creídos, no significa que hemos de castigar a esa persona. Lo que le sucedió a Zacarías significa que hemos de creer en Dios para que él pueda actuar en nuestras vidas, así pues, si nos negamos a creer en nuestro Creador, viviremos como quienes no pueden valerse por sí mismos en el terreno de la espiritualidad, caminando a tientas entre las tinieblas de la oscura noche del alma a la que se refería San Juan de la Cruz en sus famosos versos.

"El pueblo estaba esperando a Zacarías y se extrañaban de su demora en el santuario. Cuando salió, no podía hablarles, y comprendieron que había tenido una visión en el santuario; les hablaba por señas, y permaneció mudo. Y sucedió que cuando se cumplieron los días de su servicio, se fue a su casa. Días después, concibió su mujer Isabel; y se mantuvo oculta durante cinco meses diciendo: "Esto es lo que ha hecho por mí el Señor en los días en que se dignó quitar mi oprobio entre los hombres" (LC. 1, 21-25). Zacarías concluyó el tiempo en que tenía que servir al Señor en el Templo de Jerusalén y volvió a su casa. Pocos días después de que el citado sacerdote volviera a su hogar, su mujer concibió a su unigénito. Fijaos que Dios no se publicitó haciendo que Isabel se quedara embarazada de una forma que fuera muy llamativa para sus vecinos, así pues, nuestro Padre común lleva a cabo el propósito de redimirnos en nuestra vida ordinaria, en el interior de nuestro corazón, en nuestros ratos de oración contemplativa... San José no intervino en la concepción de Jesús, pero esto no sucedió porque Dios quiso hacer un milagro espectacular para demostrarnos su poder, sino porque Jesús es su Unigénito.
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2. Anuncio de la Encarnación del Verbo de Dios

"Al sexto mes fue enviado el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María" (LC. 1, 26-27). A pesar de que los católicos veneramos más a nuestra Santa Madre que a San José, no hemos de olvidar que, en el tiempo en que se redactaron los cuatro Evangelios, las mujeres eran tenidas en menor consideración que los hombres. San Lucas nos dice en su segunda obra que Dios envió al ánge San Gabriel a Nazaret, a una virgen comprometida con un descendiente de la dinastía davídica cuyo nombre era José. Por su parte, San Mateo escribió en su Evangelio: "El nacimiento de Jesús el Mesías fue así: María, su madre, estaba comprometida para casarse con José; pero antes de vivir con él como esposa, quedó embarazada por la acción del Espíritu Santo" (MT. 1, 18). Mientras que San Lucas escribió su Evangelio para que el pagano Teófilo creyera en Jesús (Vé. LC. 1, 1-4), San Mateo redactó su Evangelio para que los judíos, -los conocedores del Antiguo Testamento-, aceptaran a nuestro Señor, por consiguiente, esta es la causa por la que dice al comienzo del citado versículo de su obra: "El nacimiento de Jesús el Mesías fue así...", diciéndoles a sus lectores: Así aconteció el Nacimiento de nuestro Salvador. Al igual que San 'lucas, San Mateo nos dice que la Madre de nuestro Redentor estaba comprometida con San José en matrimonio, mencionando a este último después de citar a la Madre de nuestro Señor al contrario que lo hizo San Lucas en su relato de la Anunciación, no para contradecir al conocido médico y amigo de San Pablo, sino porque quiso transmitirles a sus lectores aquél episodio de una forma más resumida que lo hiciera el tercer Evangelista.

"Y entrando, le dijo: "Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo" (LC. 1, 28). La gracia es un favor no ganado que Dios les concede a quienes se dejan redimir y santificar por la Trinidad Beatísima. San Gabriel le dijo a nuestra Santa Madre que ella estaba llena de gracia porque ella confiaba plenamente en nuestro Padre celestial, porque la futura Madre del Mesías evitó el hecho de pecar porque sabía que ello le agradaba a Yahveh, porque vivía atenta a lo que nuestro Criador quería que ella hiciera, y porque aceptó la Maternidad de su Hijo amado. Ojalá deseemos nosotros ser llenos de la gracia divina.

"Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo" (LC. 1, 29). Comparemos el texto de LC. 1, 29 que estamos meditando, con el texto de LC. 1, 18: "Zacarías dijo al ángel: "¿En qué lo conoceré? Porque yo soy viejo y mi mujer avanzada en edad"". Zacarías le dijo a San Gabriel que él era viejo y que su mujer era avanzada en edad, demostrándole a San Gabriel que él respetaba a la futura madre de San Juan Bautista profundamente. Al comparar los 2 versículos de la segunda obra lucana que estamos meditando, nos preguntamos: ¿Por qué castigó San Gabriel a Zacarías y respetó el pensamiento de Santa María? La respuesta a esta pregunta es muy sencilla, así pues, mientras que Zacarías le dijo a San Gabriel indirectamente que no creía la noticia que le estaba comunicando, nuestra Santa Madre pensó en el medio de que Dios podría valerse para que ella concibiera al Salvador del mundo, sin que ella hubiera tenido relaciones sexuales con ningún hombre. Al igual que le sucedió a Zacarías cuando le fue anunciada su paternidad, Santa María se turbó cuando vio a San Gabriel, pues no estaba acostumbrada a tener visiones. San Gabriel tranquilizó a nuestra Señora, de la misma manera que también lo hizo con el sacerdote perteneciente al orden sacerdotal de Abías.

"El ángel le dijo: "No temas, María, porque has hallado gracia (favor) delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús" (LC. 1, 30-31). El ángel que convenció a San José en una visión de que su desposada no le había sido infiel al engendrar a Jesús, le dijo al carpintero descendiente de la familia del Rey David: "-José, descendiente de David, no tengas reparo en recibir a María, tu esposa, pues el hijo que ha concebido es por la acción del Espíritu Santo. Y cuando dé a luz a su hijo, tú le pondrás por nombre "Jesús", porque él salvará a su pueblo de sus pecados" (MT. 1, 20-21). "Desde lo hondo a ti grito, Señor: Señor, escucha mi voz: estén tus oídos atentos al clamor de mi súplica. Si llevas cuenta de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir? El perdón es cosa tuya y así infundes respeto. Aguardo al Señor, lo estoy aguardando, esperando su palabra; aguardo al Señor, más que el centinela la aurora. Espere Israel al Señor, como el centinela a la aurora; porque la misericordia es cosa del Señor, la redención copiosa: y él redimirá a Israel de todos sus delitos" (SAL. 130, 1-8).

"él será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono (la sucesión espiritual) de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob (Israel, por extensión el mundo) por los siglos y su reino no tendrá fin" (LC. 1, 32-33). "Grande es su señorío y la paz no tendrá fin sobre el trono de David y sobre su reino, para restaurarlo y consolidarlo por la equidad y la justicia, desde ahora y hasta siempre, el celo de Yahveh Sebaot (Dios el Señor) ará eso" (IS. 9, 6).

"María respondió al ángel: "¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón¿" El ángel le respondió: "El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, porque ninguna cosa es imposible para Dios" (LC. 1, 34-37). San Gabriel utilizó la concepción del Bautista para alentar la fe de María, así pues, ya que ella no había dudado con respecto al mensaje que le fue comunicado de parte de Dios, el mensajero divino, premió la credibilidad que ella le dio a su anuncio, manifestándole el futuro nacimiento del hijo de Zacarías, un argumento que, meses después, aumentó la credibilidad que le dieron los santos Joaquín, Ana y José, los padres y el marido de la Madre de la Iglesia Universal a María. San Gabriel le dijo a nuestra Señora que para Dios no hay nada imposible, así pues, ¿creemos nosotros las citadas palabras angélicas?

"Dijo María: "He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra. Y el ángel dejándola se fue" (LC 1, 38). Cuando nuestra Santa Madre se quedó sola se llenó de gozo al pensar en que Dios la había elegido para que fuera la Madre de su Hijo, pero parte de su gozo se transformó en tristeza cuando les dijo a sus familiares y a los más allegados de sus conocidos que estaba embarazada, y que su prometido no era el padre de su Hijo. José se avergonzó mucho al saber que su prometida estaba encinta, pero, en vez de apedrearla como le obligaba a hacerlo la Ley de Israel, tomó la decisión de abandonar a María secretamente. ¿Quién podría creer que María estaba encinta por la acción del Espíritu Santo? ¿Cómo podría ser creíble el argumento que María utilizaba para defenderse de las terribles acusaciones que se vertían contra ella de que una anciana a la que todos consideraban maldita por causa de su esterilidad llevaba 6 meses embarazada? María hubiera tenido alguna credibilidad si Isabel hubiera vivido cerca de Nazaret y sus familiares y demás conocidos hubieran podido comprobar la realidad de la concepción de Juan el Bautista, pero ello no era posible. José habló con Joaquín, y, ambos tomaron la firme decisión de enviar a María a Ain Karim, un pueblo perdido en los montes de Judea, a la casa de Zacarías, para ver si sus conocidos olvidaban la corta relación que ambos mantuvieron.
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3. La Visitación

"En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo; y exclamando con gran voz, dijo: "Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno. ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor¡"" (LC. 1, 39-45). María debería haber servido a Isabel como si fuera esclava de su parienta, ya que la mujer de Zacarías la recibió en su casa en un estado en el que probablemente se avergonzaron de la Madre del Mesías muchos de sus familiares. A pesar de esta posible evidencia, San Lucas nos dice en su Evangelio que Isabel trató a Santa María demostrándole una gran veneración.

Los teólogos afirman que San Juan el Bautista fue bautizado en las entrañas de su madre, apenas el futuro profeta, al oír la salutación que la prometida de San José le dirigió a su antecesora, supo que el Redentor de las naciones estaba ante él. Ojalá nosotros sintamos ganas de saltar de alegría cuando llegue la media noche, y empecemos a celebrar con gran gozo el Nacimiento de nuestro querido Hermano y Señor.

A continuación meditaremos la oración que nuestra Santa Madre pronunció emocionada ante el saludo que le dirigió Santa Isabel, un himno que está inspirado en la oración que Ana, la madre del Profeta Samuel pronunció en el Templo de Jerusalén, para agradecerle a Dios el nacimiento de su hijo, ya que ella pensaba que era estéril, dado que Samuel tardó mucho tiempo en ser concebido, a partir de que aconteció el matrimonio de su madre con Elcana.

Esta es la oración de Ana:

"Mi corazón se regocija en Yaveh, mi poder se exalta en Yaveh; mi boca se ensanchó sobre mis enemigos (Dios me permitió desmentir a quienes se alegraban de mi esterilidad), por cuanto me alegré en tu salvación. No hay santo como Yaveh; porque no hay ninguno fuera de ti, y no hay refugio como el Dios nuestro. No multipliquéis palabras de grandeza y altanería; cesen las palabras arrogantes de vuestra boca; porque el Dios de todo saber es Yaveh, y a él toca el pesar (juzgar) las acciones. Los arcos de los fuertes fueron quebrados (finalmente, los fuertes no vencieron a los débiles, mis enemigos no pueden reírse de mí porque he concebido un hijo), y los débiles se ciñeron de poder (y Dios me concedió el favor que le pedí). Los saciados se alquilaron por pan (se vendieron), y los hambrientos dejaron de tener hambre (y quienes confiaron en Dios vieron realizadas sus aspiraciones); hasta la estéril ha dado a luz siete (para Dios no hay nada imposible), y la que tenía muchos hijos languidece (quienes desean alcanzar su más plena realización sin tener en cuenta su necesidad de Dios -como les sucedió a Adán y a Eva-, fracasarán al llevar a cabo sus propósitos). Yaveh mata, y él da vida; él hace descender al Seol (el lugar en que los judíos creían que los muertos esperaban se les abrieran las puertas del cielo), y hace subir. Yaveh empobrece, y él enriquece; abate, y enaltece. él levanta del polvo al pobre, y del muladar exalta al menesteroso, para hacerle sentarse con príncipes y heredar un sitio de honor. Porque de Yaveh son las columnas de la tierra, y él afirmó sobre ellas el mundo. él guarda los pies de sus santos, mas los impíos perecen en tinieblas; porque nadie será fuerte por su propia fuerza (pero sí lo será por el poder de Dios quien en él confíe plenamente). Delante de Yaveh serán quebrantados sus adversarios, y sobre ellos tronará desde los cielos; Yaveh juzgará los confines de la tierra, dará poder a su Rey, y exaltará el poderío de su Ungido (el Mesías)" (I SAM. 2, 1-10).

"Y dijo María: Engrandece mi alma al Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava, por eso desde ahora todas las naciones me llamarán bienaventurada, porque ha hecho en mi favor maravillas el Poderoso, Santo es su nombre y su misericordia alcanza de generación en generación a los que le temen (a quienes lo respetan). Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los que son soberbios en su propio corazón. Derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes (venció a los soberbios y enalteció a los humillados). A los hambrientos colmó de bienes y despidió a los ricos sin nada. Acogió a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como había anunciado a nuestros padres- en favor de Abraham y de su linaje por los siglos"" (LC. 1, 46-55). Dios le dijo a Abraham: "Y estableceré mi pacto entre mí y ti, y tu descendencia después de ti en sus generaciones, por pacto perpetuo, para ser tu Dios, y el de tu descendencia después de ti" (GN. 17, 7).

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4. El nacimiento de San Juan el Bautista


"María permaneció unos tres meses con ella, y se volvió a su casa" (LC. 1, 56). Obviamente, María no podía permanecer indefinidamente en casa de su parienta, así pues, aunque vivió muy buenos momentos junto a la familia del Bautista, ella tenía que volver a Nazaret, para ver qué quería hacer José con ella. Si actualmente las mujeres pueden abrirse puertas en muchos países para vencer las dificultades que pueden caracterizar su existencia, María, en su tiempo, no podía hacer nada sin unos padres o sin un marido que la protegiera. No olvidemos que tanto las viudas como las madres solteras normalmente tenían que trabajar como prostitutas para poder sobrevivir.

"Se le cumplió a Isabel el tiempo de dar a luz, y tuvo un hijo. Oyeron sus vecinos y parientes que el Señor le había hecho gran misericordia, y se congratulaban con ella. Y sucedió que al octavo día fueron a circuncidar al niño, y querían ponerle el nombre de su padre, Zacarías, pero su madre, tomando la palabra, dijo: "No; se ha de llamar Juan" (LC. 1, 57-60). ¿Por qué querían los familiares de los padres del Bautista que el recién nacido tuviera el nombre de su antecesor? Dado que el Bautista fue el primogénito de un matrimonio que había querido ser vivificado con el don de la paternidad durante muchos años, ellos debieron pensar que Zacarías, como jefe de familia, se alegraría mucho de que su hijo tuviera su nombre, pues lo compadecían por estar mudo. Dado que su marido estaba incapacitado para hablar, Isabel se enfrentó a aquella situación sola, sin poderles explicar a sus familiares y conocidos que su hijo se llamaría Juan porque Dios así se lo dijo a Zacarías por medio del Arcángel San Gabriel. Todos vivimos circunstancias en las que son probados nuestros dones y virtudes, así pues, aquél día, Isabel tuvo que demostrar su fe ante sus familiares y vecinos.

"Le decían (a Isabel): "No hay nadie en tu parentela que tenga ese nombre." Y preguntaban por señas a su padre cómo quería que se le llamase. él pidió una tablilla y escribió: "Juan es su nombre." Y todos quedaron admirados" (LC. 1, 61-63). Como Isabel no cedía a la pretensión de sus allegados con respecto a que su hijo se llamase Zacarías, todos acordaron preguntarle a Zacarías sobre aquella cuestión, por si él le había pedido a Isabel que, por una extraña circunstancia, su descendiente no fuera llamado con su nombre. Zacarías, con una decisión que habría de caracterizarnos a los discípulos de Jesús al profesar nuestra fe, escribió en una tablilla: "Juan es su nombre", se llama Juan. De esa forma, el marido de Isabel, zanjó aquella cuestión, que fue tan difícil para ambos, dado que él estaba impedido para hablar, y su mujer, Isabel, carecía de potestad para opinar al respecto.

"Y al punto se abrió su boca y su lengua, y hablaba bendiciendo a Dios" (LC. 1, 64). El sacerdote que se quedó mudo por causa de su carencia de fe en Dios, recuperó su capacidad de hablar, una vez hubo creído y manifestado su credibilidad en el mensaje que le escuchó al ángel de su revelación, aunque ello sucediera 8 días después de que él constatara el cumplimiento de aquella revelación celestial, es decir, el nacimiento de su unigénito.

"Invadió el temor a todos sus vecinos, y en toda la montaña de Judea se comentaban todas estas cosas; todos los que las oían las grababan en su corazón, diciendo: "Pues ¿qué será este niño¿" Porque, en efecto, la mano del Señor estaba con él" (LC. 1, 65-66). Dado que Zacarías recuperó la voz el octavo día a partir de la natividad de su hijo, sus vecinos pensaron que él podía hablar porque su hijo procedía de Dios. Ellos no pensaron que Dios había obrado el milagro de restablecerle la voz a su sacerdote, sino que el niño, su intermediario ante Zacarías, sanó a su padre de su enfermedad actual. A pesar de que los católicos creemos en la intercesión de María Santísima y de los Santos, e incluso intercedemos ante Dios por quienes amamos, y por las necesidades de la humanidad, no olvidemos que Dios es quien hace milagros, aunque se valga de nuestros intercesores para llevar a cabo sus obras.


5. El Benedictus

"Zacarías, su padre, quedó lleno de Espíritu Santo, y profetizó diciendo: "Bendito el Señor Dios de Israel porque ha visitado y redimido a su pueblo" (LC. 1, 67-68). Al igual que nos sucede a los cristianos, Dios redimió a los judíos en sentido figurado, así pues, aunque los judíos esperaban la venida del Mesías al mundo, y aunque Jesús ya ha vencido a la muerte, nosotros aún no hemos alcanzado la perfección de nuestro Criador. El Espíritu Santo habló por mediación de Zacarías de la misma forma que le inspiró la oración de Ana a nuestra Santa Madre (el Magnificat), así pues, ambas oraciones han de ser interpretadas como si ya hubiéramos sido purificados y viviéramos en la presencia de Dios en el cielo, contemplando nuestro pasado, nuestra vida marcada por la imperfección. Bajo esta óptica, podemos valorar que ambos fieles del Señor -María y Zacarías- oraban como quienes habían vivido la redención del género humano.

"Y nos ha suscitado una fuerza salvadora en la casa de David, su siervo, como había prometido desde tiempos antiguos, por boca de sus santos profetas, que nos salvaría de nuestros enemigos (nuestras miserias) y de las manos de todos los que nos odiaban haciendo misericordia a nuestros padres y recordando su santa alianza y el juramento que juró a Abraham nuestro padre, de concedernos que, libres de manos enemigas, podamos servirle sin temor en santidad y justicia delante de él todos nuestros días. Y tú, niño, serás llamado profeta del Altísimo, pues irás delante del Señor (Jesús) para preparar sus caminos y dar a su pueblo conocimiento de salvación por el perdón de sus pecados, por las entrañas de misericordia de nuestroDios, que harán que nos visite una Luz de la altura (el cielo), a fin de iluminar a los que habitan en tinieblas y sombras de muerte y guiar nuestros pasos por el camino de la paz." El niño crecía y su espíritu se fortalecía; vivió en los desiertos hasta el día de su manifestación a Israel" (LC. 1, 69-80).

José Portillo Pérez