domingo, 31 de marzo de 2013

Vigilia Pascual

 

D O M I N G O   D E   R E S U R R E C C I O N



Estimados Hermanos y devotos:

Hoy es Domingo de Resurrección; Cristo ha Resucitado y nos va acompañar día a día durante todo este año cofrade que hoy comienza.

Finalizada la Estación de Penitencia a la Santa Iglesia Catedral de Cádiz, el Hermano Mayor y la Junta de Gobierno queremos agradeceros a todos los Hermanos, Hermanas y Colaboradores todo vuestro esfuerzo para poder cumplir un año mas nuestro objetivo que es dar pública protestación de Fe con nuestros Titulares ante el pueblo de Cádiz.

El objetivo se ha cumplido y habrá cosas que mejorar, pero hoy comenzamos a preparar la Semana Santa de 2014. Os recordamos que la Casa de Hermandad está abierta todo el año, que todos los esfuerzos son pocos y os acogeremos con los brazos abiertos, para cumplir con nuestra misión que no es otra que honrar y venerar al Santísimo Cristo del Perdón y a Nuestra Madre María Santísima del Rosario en sus Misterios Dolorosos.

Nuevamente queremos agradecer vuestro esfuerzo y dedicación para con tu Cofradía, en estos días y cuando tengamos fotografías de la pasada salida procesional, os las enviaremos para aquellos hermanos y hermanas que habéis procesionado y los que no habéis podido acompañarnos tengáis un recuerdo de la salida.





VIGILIA PASCUAL



PRIMERA LECTURA Gn 1,1-2,2

Lectura del Génesis


Al principio creó Dios el cielo y la tierra. La tierra era un caos informe; sobre la faz del abismo, la tiniebla. Y el aliento de Dios se cernía sobre la faz de las aguas. Y dijo Dios: "Que exista la luz." Y la luz existió. Y vio Dios que la luz era buena. Y separó Dios la luz de la tiniebla; llamó Dios a la luz "Día"; a la tiniebla, "Noche". Pasó una tarde, pasó una mañana: el día primero.


Y dijo Dios: "Que exista una bóveda entre las aguas, que separe aguas de aguas." E hizo Dios una bóveda y separó las aguas de debajo de la bóveda de las aguas de encima de la bóveda. Y así fue. Y llamó Dios a la bóveda "Cielo". Pasó una tarde, pasó una mañana: el día segundo.


Y dijo Dios: "Que se junten las aguas de debajo del cielo en un solo sitio, y que aparezcan los continentes." Y así fue. Y llamó Dios a los continentes "Tierra", y a la masa de las aguas la llamó "Mar". Y vio Dios que era bueno. Y dijo Dios: "Verdee la tierra hierba verde que engendre semilla, y árboles frutales que den fruto según su especie y que lleven semilla sobre la tierra." Y así fue. La tierra brotó hierba verde que engendraba semilla según su especie, y árboles que daban fruto y llevaban semilla según su especie. Y vio Dios que era bueno.


Pasó una tarde, pasó una mañana: el día tercero. Y dijo Dios: "Que existan lumbreras en la bóveda del cielo, para separar el día de la noche, para señalar las fiestas, los días y los años; y sirvan de lumbreras en la bóveda del cielo, para dar luz sobre la tierra." Y así fue. E hizo Dios dos lumbreras grandes: la lumbrera mayor para regir el día, la lumbrera menor para regir la noche, y las estrellas. Y las puso Dios en la bóveda del cielo, para dar luz sobre la tierra; para regir el día y la noche, para separar la luz de la tiniebla. Y vio Dios que era bueno. Pasó una tarde, pasó una mañana: el día cuarto. Y dijo Dios: "Pululen las aguas un pulular de vivientes, y pájaros vuelen sobre la tierra frente a la bóveda del cielo." Y creó Dios los cetáceos y los vivientes que se deslizan y que el agua hizo pulular según sus especies, y las aves aladas según sus especies. Y vio Dios que era bueno. Y Dios los bendijo, diciendo: "Creced, multiplicaos, llenad las aguas del mar; que las aves se multipliquen en la tierra." Pasó una tarde, pasó una mañana: el día quinto.


Y dijo Dios: "Produzca la tierra vivientes según sus especies: animales domésticos, reptiles y fieras según sus especies." Y así fue. E hizo Dios las fieras según sus especies, los animales domésticos según sus especies y los reptiles según sus especies.


Y vio Dios que era bueno. Y dijo Dios: "Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza; que domine los peces del mar, las aves del cielo, los animales domésticos, los reptiles de la tierra." Y creó Dios al hombre a su imagen; a imagen de Dios lo creó; hombre y mujer los creó. Y los bendijo Dios y les dijo: "Creced, multiplicaos, llenad la tierra y sometedla; dominad los peces del mar, las aves del cielo, los vivientes que se mueven sobre la tierra."


Y dijo Dios: "Mirad, os entrego todas las hierbas que engendran semilla sobre la faz de la tierra; y todos los árboles frutales que engendran semilla os servirán de alimento; y a todas las fieras de la tierra, a todas las aves del cielo, a todos los reptiles de la tierra, a todo ser que respira, la hierba verde les servirá de alimento." Y así fue. Y vio Dios todo lo que había hecho; y era muy bueno. Pasó una tarde, pasó una mañana: el día sexto. Y quedaron concluidos el cielo, la tierra y sus ejércitos.


Y concluyó Dios para el día séptimo todo el trabajo que había hecho; y descansó el día séptimo de todo el trabajo que había hecho.



SALMO RESPONSORIAL 103.


Envía tu espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.


Bendice, alma mía, al Señor; ¡Dios mío, qué grande eres! Te vistes de belleza y majestad, la luz te envuelve como un manto. R.


Asentaste la tierra sobre sus cimientos, y no vacilará jamás; la cubriste con el manto del océano, y las aguas se posaron sobre las montañas. R.


De los manantiales sacas los ríos, para que fluyan entre los montes; junto a ellos habitan las aves del cielo, y entre las frondas se oye su canto. R.


Desde tu morada riegas los montes, y la tierra se sacia de tu acción fecunda; haces brotar hierba para los ganados, y forraje para los que sirven al hombre. R.


Cuántas son tus obras, Señor, y todas las hiciste con sabiduría; la tierra está llena de tus criaturas. ¡Bendice, alma mía, al Señor! R.


SEGUNDA LECTURA Gn 22, 1-18


Lectura del libro del Génesis


En aquellos días, Dios puso a prueba a Abrahán, llamándole: "¡Abrahán!" Él respondió: "Aquí me tienes." Dios le dijo: "Toma a tu hijo único, al que quieres, a Isaac, y vete al país de Moria y ofrécemelo allí en sacrificio en uno de los montes que yo te indicaré." Abrahán madrugó, aparejó el asno y se llevó consigo a dos criados y a su hijo Isaac; cortó leña para el sacrificio y se encaminó al lugar que le había indicado Dios. El tercer día levantó Abrahán los ojos y descubrió el sitio de lejos. Y Abrahán dijo a sus criados: "Quedaos aquí con el asno; yo con el muchacho iré hasta allá para adorar, y después volveremos con vosotros."


Abrahán tomó la leña para el sacrificio, se la cargó a su hijo Isaac, y él llevaba el fuego y el cuchillo. Los dos caminaban juntos. saac dijo a Abrahán, su padre: "Padre." Él respondió: "Aquí estoy, hijo mío." El muchacho dijo: "Tenemos fuego y leña, pero, ¿dónde está el cordero para el sacrificio?" Abrahán contestó: "Dios proveerá el cordero para el sacrificio, hijo mío." Y siguieron caminando juntos.


Cuando llegaron al sitio que le había dicho Dios, Abrahán levantó allí el altar y apiló la leña, luego ató a su hijo Isaac y lo puso sobre el altar, encima de la leña. Entonces Abrahán tomó el cuchillo para degollar a su hijo; pero el ángel del Señor le gritó desde el cielo: "¡Abrahán, Abrahán!" Él contestó: "Aquí me tienes." El ángel le ordenó: "No alargues la mano contra tu hijo ni le hagas nada. Ahora sé que temes a Dios, porque no te has reservado a tu hijo, tu único hijo." Abrahán levantó los ojos y vio un carnero enredado por los cuernos en la maleza. Se acercó, tomó el carnero y lo ofreció en sacrificio en lugar de su hijo. Abrahán llamó aquel sitio "El Señor ve", por lo que se dice aún hoy "El monte del Señor ve".


El ángel del Señor volvió a gritar a Abrahán desde el cielo: "Juro por mí mismo - oráculo del Señor-: Por haber hecho esto, por no haberte reservado tu hijo único, te bendeciré, multiplicaré a tus descendientes como las estrellas del cielo y como la arena de la playa. Tus descendientes conquistarán las puertas de las ciudades enemigas. Todos los pueblos del mundo se bendecirán con tu descendencia, porque me has obedecido."


SALMO RESPONSORIAL 15


Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.


El Señor es el lote de mi heredad y mi copa; mi suerte está en tu mano. Tengo siempre presente al Señor, con él a mi derecha no vacilaré. R.


Por eso se me alegra el corazón, se gozan mis entrañas, y mi carne descansa serena. Porque no me entregarás a la muerte, ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. R.


Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia, de alegría perpetua a tu derecha. R.


TERCERA LECTURA Ex 14, 15-15, 1


Lectura del libro del Éxodo


En aquellos días, dijo el Señor a Moisés: "¿Por qué sigues clamando a mí? Di a los israelitas que se pongan en marcha. Y tú, alza tu cayado, extiende tu mano sobre el mar y divídelo, para que los israelitas entren en medio del mar a pie enjuto. Que yo voy a endurecer el corazón de los egipcios para que los persigan, y me cubriré de gloria a costa del Faraón y de todo su ejército, de sus carros y de los guerreros. Sabrán los egipcios que yo soy el Señor, cuando me haya cubierto de gloria a costa del Faraón, de sus carros y de sus guerreros."


Se puso en marcha el ángel del Señor, que iba al frente del ejército de Israel, y pasó a retaguardia. También la columna de nube de delante se desplazó de allí y se colocó detrás, poniéndose entre el campamento de los egipcios y el campamento de los israelitas. La nube era tenebrosa, y transcurrió toda la noche sin que los ejércitos pudieran trabar contacto. Moisés extendió su mano sobre el mar, y el Señor hizo soplar durante toda la noche un fuerte viento del este, que secó el mar, y se dividieron las aguas. Los israelitas entraron en medio del mar a pie enjuto, mientras que las aguas formaban muralla a derecha e izquierda. Los egipcios se lanzaron en su persecución, entrando tras ellos, en medio del mar, todos los caballos del Faraón y los carros con sus guerreros. Mientras velaban al amanecer, miró el Señor al campamento egipcio, desde la columna de fuego y nube, y sembró el pánico en el campamento egipcio.

Trabó las ruedas de sus carros y las hizo avanzar pesadamente.


Y dijo Egipto:


"Huyamos de Israel, porque el Señor lucha en su favor contra Egipto." Dijo el Señor a Moisés: "Extiende tu mano sobre el mar, y vuelvan las aguas sobre los egipcios, sus carros y sus jinetes."


Y extendió Moisés su mano sobre el mar; y al amanecer volvía el mar a su curso de siempre. Los egipcios, huyendo, iban a su encuentro, y el Señor derribó a los egipcios en medio del mar. Y volvieron las aguas y cubrieron los carros, los jinetes y todo el ejército del Faraón, que lo había seguido por el mar. Ni uno solo se salvó.


Pero los hijos de Israel caminaban por lo seco en medio del mar; las aguas les hacían de muralla a derecha e izquierda. Aquel día salvó el Señor a Israel de las manos de Egipto. Israel vio a los egipcios muertos, en la orilla del mar. Israel vio la mano grande del Señor obrando contra los egipcios, y el pueblo temió al Señor, y creyó en el Señor y en Moisés, su siervo.


Entonces Moisés y los hijos de Israel cantaron este canto al Señor:


SALMO REPONSORIAL Ex 15, 1-2. 3-4. 5-6. 17-18


Cantaré al Señor, sublime es su victoria.


Cantaré al Señor, sublime es su victoria, caballos y carros ha arrojado en el mar. Mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación. Él es mi Dios: yo lo alabaré; el Dios de mis padres: yo lo ensalzaré. R.


El Señor es un guerrero, su nombre es "Yahvé". Los carros del Faraón los lanzó al mar, ahogó en el mar Rojo a sus mejores capitanes. R.


Las olas los cubrieron, bajaron hasta el fondo como piedras. Tu diestra, Señor, es fuerte y terrible, tu diestra, Señor, tritura al enemigo. R.


Los introduces y los plantas en el monte de tu heredad, lugar del que hiciste tu trono, Señor; santuario, Señor, que fundaron tus manos. El Señor reina por siempre jamás. R.


CUARTA LECTURA Is 54, 5-14


Lectura del profeta Isaias


El que te hizo te tomará por esposa; su nombre es Señor de los ejércitos. Tu redentor es el Santo de Israel, se llama Dios de toda la tierra. Como a mujer abandonada y abatida te vuelve a llamar el Señor; como a esposa de juventud, repudiada -dice tu Dios-. Por un instante te abandoné, pero con gran cariño te reuniré.


En un arrebato de ira te escondí un instante mi rostro, pero con misericordia eterna te quiero -dice el Señor, tu redentor-. Me sucede como en tiempo de Noé: juré que las aguas del diluvio no volverían a cubrir la tierra; así juro no airarme contra ti ni amenazarte.


Aunque se retiren los montes y vacilen las colinas, no se retirará de ti mi misericordia, ni mi alianza de paz vacilará -dice el Señor, que te quiere-. ¡Oh afligida, zarandeada, desconsolada! Mira, yo mismo coloco tus piedras sobre azabaches, tus cimientos sobre zafiros; te pondré almenas de rubí, y puertas de esmeralda, y muralla de piedras preciosas. Tus hijos serán discípulos del Señor, tendrán gran paz tus hijos. Tendrás firme asiento en la justicia. Estarás lejos de la opresión, y no tendrás que temer; y lejos del terror, que no se te acercará.


SALMO RESPONSORIAL 29


Te ensalzaré, Señor, porque me has librado.


Te ensalzaré, Señor, porque me has librado y no has dejado que mis enemigos se rían de mí. Señor, sacaste mi vida del abismo, y me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa.R.


Tañed para el Señor, fieles suyos, dad gracias a su nombre santo; su cólera dura un instante; su bondad, de por vida; al atardecer nos visita el llanto; por la mañana, el júbilo. R.


Escucha, Señor, y ten piedad de mí; Señor, socórreme. Cambiaste mi luto en danzas. Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre. R.


QUINTA LECTURA Is 55, 1-11


Lectura del profeta Isaías


Así dice el Señor: "Oíd, sedientos todos, acudid por agua, también los que no tenéis dinero: venid, comprad trigo, comed sin pagar vino y leche de balde. ¿Por qué gastáis dinero en lo que no alimenta, y el salario en lo que no da hartura? Escuchadme atentos, y comeréis bien, saborearéis platos sustanciosos.


Inclinad el oído, venid a mí: escuchadme, y viviréis. Sellaré con vosotros alianza perpetua, la promesa que aseguré a David: a él lo hice mi testigo para los pueblos, caudillo y soberano de naciones; Tú llamarás a un pueblo desconocido, un pueblo que no te conocía correrá hacia ti; por el Señor, tu Dios, por el Santo de Israel, que te honra.


Buscad al Señor mientras se le encuentra, invocadlo mientras esté cerca; que el malvado abandone su camino, y el criminal sus planes; que regrese al Señor, y él tendrá piedad, a nuestro Dios, que es rico en perdón. Mis planes no son vuestros planes, vuestros caminos no son mis caminos -oráculo del Señor-. Como el cielo es más alto que la tierra, mis caminos son más altos que los vuestros, mis planes, que vuestros planes.


Como bajan la lluvia y la nieve del cielo, y no vuelven allá sino después de empapar la tierra, de fecundarla y hacerla germinar, para que de semilla al sembrador y pan al que come, así será mi palabra, que sale de mi boca: no volverá a mí vacía, sino que hará mi voluntad y cumplirá mi encargo."


SALMO Isaías 12, 2-3. 4. 5-6


El Señor es mi Dios y Salvador:


El Señor es mi Dios y Salvador: confiaré y no temeré, porque mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación. Y sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salvación. R.


Dad gracias al Señor, invocad su nombre, contad a los pueblos sus hazañas, proclamad que su nombre es excelso. R.


Tañed para el Señor, que hizo proezas, anunciadlas a toda la tierra; gritad jubilosos, habitantes de Sión: "Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel." R.


SEXTA LECTURA Ba 3, 9-15. 32-4, 4


Lectura del libro de Baruc


Escucha, Israel, mandatos de vida; presta oído para aprender prudencia. ¿A qué se debe, Israel, que estés aún en país enemigo, que envejezcas en tierra extranjera, que estés contaminado entre los muertos, y te cuenten con los habitantes del abismo? Es que abandonaste la fuente de la sabiduría. Si hubieras seguido el camino de Dios, habitarías en paz para siempre.


Aprende dónde se encuentra la prudencia, el valor y la inteligencia; así aprenderás dónde se encuentra la vida larga, la luz de los ojos y la paz. ¿Quién encontró su puesto o entró en sus almacenes? El que todo lo sabe la conoce, la examina y la penetra. El que creó la tierra para siempre y la llenó de animales cuadrúpedos; el que manda a la luz, y ella va, la llama, y le obedece temblando; a los astros que velan gozosos en sus puestos de guardia, los llama, y responden: Presentes", y brillan gozosos para su Creador.


Él es nuestro Dios, y no hay otro frente a él; investigó el camino de la inteligencia y se lo enseñó a su hijo, Jacob, a su amado, Israel. Después apareció en el mundo y vivió entre los hombres. Es el libro de los mandatos de Dios, la ley de validez eterna: los que la guarden vivirán; los que la abandonen morirán. Vuélvete, Jacob, a recibirla, camina a la claridad de su resplandor; no entregues a otros tu gloria, ni tu dignidad a un pueblo extranjero. ¡Dichosos nosotros, Israel, que conocemos lo que agrada al Señor!


SALMO RESPONSORIAL 18, 8. 9. 10, 11

 
La ley del Señor es perfecta y es descanso del alma.


La ley del Señor es perfecta y es descanso del alma; el precepto del Señor es fiel e instruye al ignorante. R.


Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón; la norma del Señor es límpida y da luz a los ojos. R.


La voluntad del Señor es pura y eternamente estable; los mandamientos del Señor son verdaderos y enteramente justos. R.


Más preciosos que el oro, más que el oro fino; más dulces que la miel de un panal que destila. R.


SÉPTIMA LECTURA Ez 36, 16-28:


Lectura de la profecía de Ezequiel


Me vino esta palabra del Señor: "Hijo de Adán, cuando la casa de Israel habitaba en su tierra, la profanó con su conducta, con sus acciones; como sangre inmunda fue su proceder ante mí. Entonces derramé mi cólera sobre ellos, por la sangre que habían derramado en el país, por haberlo profanado con sus idolatrías.


Los esparcí entre las naciones, anduvieron dispersos por los países; según su proceder, según sus acciones los sentencié. Cuando llegaron a las naciones donde se fueron, profanaron mi santo nombre; decían de ellos: "Éstos son el pueblo del Señor, de su tierra han salido." Sentí lástima de mi santo nombre, profanado por la casa de Israel en las naciones a las que se fue.


Por eso, di a la casa de Israel: Esto dice el Señor: "No lo hago por vosotros, casa de Israel, sino por mi santo nombre, profanado por vosotros, en las naciones a las que habéis ido. Mostraré la santidad de mi nombre grande, profanado entre los gentiles, que vosotros habéis profanado en medio de ellos; y conocerán los gentiles que yo soy el Señor -oráculo del Señor-, cuando les haga ver mi santidad al castigaros.


Os recogeré de entre las naciones, os reuniré de todos los países, y os llevaré a vuestra tierra. Derramaré sobre vosotros un agua pura que os purificará: de todas vuestras inmundicias e idolatrías os he de purificar. Y os daré un corazón nuevo, y os infundiré un espíritu nuevo; arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Os infundiré mi espíritu, y haré que caminéis según mis preceptos, que guardéis y cumpláis mis mandatos. Y habitaréis en la tierra que di a vuestros padres. Vosotros seréis mi pueblo, y yo seré vuestro Dios.""


SALMO RESPONSORIAL 41, 3. 5bcd; 42, 3. 4


Tiene sed de Dios, del Dios vivo:¿cuándo entraré a ver el rostro de Dios? R.


Cómo marchaba a la cabeza del grupo, hacia la casa de Dios, entre cantos de jubilo y alabanza, en el bullicio de la fiesta. R.


Envía tu luz y tu verdad; que ellas me guíen y me conduzcan hasta tu monte santo, hasta tu morada. R.


Que yo me acerque al altar de Dios, al Dios de mi alegría; que te dé gracias al son de la cítara, Dios, Dios mío. R.


EPÍSTOLA Rm 6, 3-11


Lectura de la carta de San Pablo a los Romanos


Hermanos: Los que por el bautismo nos incorporamos a Cristo fuimos incorporados a su muerte. Por el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte, para que, así como Cristo fue resucitado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una vida nueva.


Porque, si nuestra existencia está unida a él en una muerte como la suya, lo estará también en una resurrección como la suya. Comprendamos que nuestra vieja condición ha sido crucificada con Cristo, quedando destruida nuestra personalidad de pecadores, y nosotros libres de la esclavitud al pecado; porque el que muere ha quedado absuelto del pecado.


Por tanto, si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él; pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más; la muerte ya no tiene dominio sobre él. Porque su morir fue un morir al pecado de una vez para siempre; y su vivir es un vivir para Dios. Lo mismo vosotros, consideraos muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús.


SALMO RESPONSORIAL 117


Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia. Diga la casa de Israel: eterna es su misericordia. R.


La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es excelsa. No he de morir, viviré para contar las hazañas del Señor. R.


La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente. R.


EVANGELIO: Lc 24, 1-12

Lectura del Evangelio según San Lucas


El primer día de la semana, de madrugada, las mujeres fueron al sepulcro llevando las aromas que habían preparado. Encontraron corrida la piedra del sepulcro. Y, entrando, no encontraron el cuerpo del Señor Jesús. Mientras estaban desconcertadas por esto, se les presentaron dos hombres con vestidos refulgentes. Ellas, despavoridas, miraban al suelo, y ellos les dijeron: "¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No esta aquí. Ha resucitado. Acordaos de lo que os dijo estando todavía en Galilea: "El Hijo del hombre tiene que ser entregado en manos de pecadores, ser crucificado y al tercer día resucitar.""


Recordaron sus palabras, volvieron del sepulcro y anunciaron todo esto a los once y a los demás. María Magdalena, Juana y María, la de Santiago, y sus compañeras contaban esto a los apóstoles. Ellos lo tomaron por un delirio y no las creyeron. Pedro se levantó y fue corriendo al sepulcro. Asomándose, vio sólo las vendas por el suelo. Y se volvió admirándose de lo sucedido.

viernes, 29 de marzo de 2013

Evangelio Viernes Santo


V I E R N E S   S A N T O


 
Evangelio según San Juan 18,1-19,42.


Pasión de Nuestro Señor Jesucristo según San Juan


Prendieron a Jesús y lo ataron


C. En aquel tiempo, salió Jesús con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto, y entraron allí él y sus discípulos. Judas, el traidor, conocía también el sitio, porque Jesús se reunía a menudo allí con sus discípulos. Judas entonces, tomando la patrulla y unos guardias de los sumos sacerdotes y de los fariseos, entró allá con faroles, antorchas y armas. Jesús sabiendo todo lo que venia sobre él, se adelanto y les dijo:


+. "¿A quién buscáis?"


C. Le contestaron:


S. "A Jesús, el Nazareno."


C. Les dijo Jesús:


+. "Yo soy."


C. Estaba también con ellos Judas, el traidor. Al decirles: "Yo soy", retrocedieron y cayeron a tierra. Les preguntó otra vez:


+. "¿A quién buscáis?"


C. Ellos dijeron:


S. "A Jesús, el Nazareno."


C. Jesús contestó:


+. "Os he dicho que soy yo. Si me buscáis a mí, dejad marchar a éstos."


C. Y así se cumplió lo que había dicho: "No he perdido a ninguno de los que me diste." Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió al criado del sumo sacerdote, cortándole la oreja derecha. Este criado se llamaba Malco. Dijo entonces Jesús a Pedro:


+. "Mete la espada en la vaina. El cáliz que me ha dado mi Padre, ¿no lo voy a beber?"


* Llevaron a Jesús primero a Anás


C. La patrulla, el tribuno y los guardias de los judíos prendieron a Jesús, lo ataron y lo llevaron primero a Anás, porque era suegro de Caifás, sumo sacerdote aquel año; era Caifás el que había dado a los judíos este consejo: "Conviene que muera un solo hombre por el pueblo." Simón Pedro y otro discípulo seguían a Jesús. Este discípulo era conocido del sumo sacerdote y entró con Jesús en el palacio del sumo sacerdote, mientras Pedro se quedó fuera a la puerta. Salió el otro discípulo, el conocido del sumo sacerdote, habló a la portera e hizo entrar a Pedro. La criada que hacía de portera dijo entonces a Pedro:


S. "¿No eres tú también de los discípulos de ese hombre?"


C. Él dijo:


S. "No lo soy."


C. Los criados y los guardias habían encendido un brasero, porque hacía frío, y se calentaban. También Pedro estaba con ellos de pie, calentÁndose. El sumo sacerdote interrogó a Jesús acerca de sus discípulos y de la doctrina. Jesús le contesto:


+. "Yo he hablado abiertamente al mundo; yo he enseñado continuamente en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he dicho nada a escondidas. ¿Por qué me interrogas a mí? Interroga a los que me han oído, de qué les he hablado. Ellos saben lo que he dicho yo."


C. Apenas dijo esto, uno de los guardias que estaba allí le dio una bofetada a Jesús, diciendo:


S. "¿Así contestas al sumo sacerdote?"


C. Jesús respondió:


+. "Si he faltado al hablar, muestra en qué he faltado; pero si he hablado como se debe, ¿por qué me pegas?"


C. Entonces Anás lo envió atado a Caifás, sumo sacerdote.


¿No eres tú también de sus discípulos? No lo soy


C. Simón Pedro estaba en pie, calentándose, y le dijeron:


S. "¿No eres tú también de sus discípulos?"


C. Él lo negó, diciendo:


S. "No lo soy."


C. Uno de los criados del sumo sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro le cortó la oreja, le dijo:


S. "¿No te he visto yo con él en el huerto?"


C. Pedro volvió a negar, y enseguida canto un gallo.


Mi reino no es de este mundo


C. Llevaron a Jesús de casa de Caifás al pretorio. Era el amanecer, y ellos no entraron en le pretorio para no incurrir en impureza y poder así comer la Pascua. Salió Pilato afuera, adonde estaban ellos, y dijo:


S. "¿Qué acusación presentáis contra este hombre?"


C. Le contestaron:


S. "Si éste no fuera un malhechor, no te lo entregaríamos."


C. Pilato les dijo:


S. "Lleváoslo vosotros y juzgadlo según vuestra ley."


C. Los judíos le dijeron:


S. "No estamos autorizados para dar muerte a nadie."


C. Y así se cumplió lo que había dicho Jesús, indicando de qué muerte iba a morir. Entró otra vez Pilato en el pretorio, llamó a Jesús y le dijo:


S. "¿Eres tú el rey de los judíos?"


C. Jesús le contestó:


+. "¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?"


C. Pilato replicó:


S. "¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mi; ¿Qué has hecho?"


C. Jesús le contestó:


+. "Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí."


C. Pilato le dijo:


S. "Conque, ¿tú eres rey?"


C. Jesús le contestó:


+. "Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz."


C. Pilato le dijo:


S. "Y, ¿qué es la verdad?"


C. Dicho esto, salió otra vez adonde estaban los judíos y les dijo:


S. "Yo no encuentro en él ninguna culpa. Es costumbre entre vosotros que por Pascua ponga a uno en libertad. ¿Queréis que os suelte al rey de los judíos?"


C. Volvieron a gritar:

S. "A ése no, a Barrabás."


C. El tal Barrabás era un bandido.


* ¡Salve, rey de los judíos!


C. Entonces Pilato tomó a Jesús y lo mandó azotar. Y los saldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza y le echaron por encima un manto color púrpura; y, acercándose a él, le decían:


S. "¡Salve, rey de los judíos!"


C. Y le daban bofetadas. Pilato salió otra vez afuera y les dijo:


S. "Mirad, os lo saco afuera, para que sepáis que no encuentro en él ninguna culpa."


C. Y salió Jesús afuera, llevando la corona de espinas y el manto color púrpura. Pilato les dijo:

 
S. "Aquí lo tenéis."

 
C. Cuando lo vieron los sumos sacerdotes y los guardias, gritaron:


S. "¡Crucifícalo, crucifícalo!"


C. Pilato les dijo:


S. "Lleváoslo vosotros y crucificadlo, porque yo no encuentro culpa en él."


C. Los judíos le contestaron:


S. "Nosotros tenemos una ley, y según esa ley tiene que morir, porque se ha declarado Hijo de Dios."


C. Cuando Pilato oyó estas palabras, se asustó aún más y, entrando otra vez en el pretorio, dijo a Jesús:


S. "¿De donde eres tú?"


C. Pero Jesús no le dio respuesta. Y Pilato le dijo:


S. "¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para soltarte y autoridad para crucificarte?"


C. Jesús le contestó:


+. "No tendrías ninguna autoridad sobre mí, si no te la hubieran dado de lo alto. Por eso el que me ha entregado a ti tiene un pecado mayor."


¡Fuera, fuera; crucifícalo!


C. Desde este momento Pilato trataba de soltarlo, pero los judíos gritaban:


S. "Si sueltas a ése, no eres amigo del César. Todo el que se declara rey está contra el César."


C. Pilato entonces, al oír estas palabras, sacó afuera a Jesús y lo sentó en el tribunal, en el sitio que llaman "el Enlosado" (en hebreo Gábbata). Era el día de la Preparación de la Pascua, hacia el mediodía. Y dijo Pilato a los judíos:


S. "Aquí tenéis a vuestro rey."


C. Ellos gritaron:


S. "¡Fuera, fuera; crucifícalo!"


C. Pilato les dijo:


S. "¿A vuestro rey voy a crucificar?"


C. Contestaron los sumos sacerdotes:


S. "No tenemos más rey que al César."


C. Entonces se lo entregó para que lo crucificaran.


Lo crucificaron, y con él a otros dos


C. Tomaron a Jesús, y él, cargando con la cruz, salió al sitio llamado "de la Calavera" (que en hebreo se dice Gólgota), donde lo crucificaron; y con él a otros dos, uno a cada lado, y en medio, Jesús. Y Pilato escribió un letrero y lo puso encima de la cruz; en él estaba escrito: "Jesús, el Nazareno, el rey de los judíos." Leyeron el letrero muchos judíos, porque estaba cerca el lugar donde crucificaron a Jesús, y estaba escrito en hebreo, latín y griego. Entonces los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato:


S. "No escribas: "El rey de los judíos", sino: "Éste ha dicho: Soy el rey de los judíos.""


C. Pilato les contestó:


S. "Lo escrito, escrito está."


Se repartieron mis ropas


C. Los soldados, cuando crucificaron a Jesús, cogieron su ropa, haciendo cuatro partes, una para cada soldado, y apartaron la túnica. Era una túnica sin costura, tejida toda de una pieza de arriba a abajo. Y se dijeron:


S. "No la rasguemos, sino echemos a suerte, a ver a quién le toca."


C. Así se cumplió la Escritura: "Se repartieron mis ropas y echaron a suerte mi túnica". Esto hicieron los soldados.


Ahí tienes a tu hijo. - Ahí tienes a tu madre


C. Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre:


+. "Mujer, ahí tienes a tu hijo."


C. Luego, dijo al discípulo:


+. "Ahí tienes a tu madre."


C. Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.


Está cumplido


C. Después de esto, sabiendo Jesús que todo había llegado a su término, para que se cumpliera la Escritura dijo:


+. "Tengo sed."


C. Había allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapada en vinagre a una caña de hisopo, se la acercaron a la boca. Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo:


+. "Está cumplido."


C. E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu.


*Todos se arrodillan, y se hace una pausa


Y al punto salió sangre y agua


C. Los judíos entonces, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día solemne, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua. El que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero, y él sabe que dice verdad, para que también vosotros creáis. Esto ocurrió para que se cumpliera la Escritura: "No le quebrarán un hueso"; y en otro lugar la Escritura dice: "Mirarán al que atravesaron."


Vendaron todo el cuerpo de Jesús, con los aromas


C. Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo clandestino de Jesús por miedo a los judíos, pidió a Pilato que le dejara llevarse el cuerpo de Jesús. Y Pilato lo autorizó. Él fue entonces y se llevó el cuerpo. Llegó también Nicodemo, el que había ido a verlo de noche, y trajo unas cien libras de una mixtura de mirra y áloe. Tomaron el cuerpo de Jesús y lo vendaron todo, con los aromas, según se acostumbra a enterrar entre los judíos. Había un huerto en el sitio donde lo crucificaron, y en el huerto un sepulcro nuevo donde nadie había sido enterrado todavía. Y como para los judíos era el día de la Preparación, y el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús.

jueves, 28 de marzo de 2013

Evangelio Jueves Santo


J U E V E S   S A N T O


 

Evangelio según San Juan 13,1-15.


Antes de la fiesta de la pascua, sabiendo que le había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, Jesús, que había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin.


Se pusieron a cenar. El diablo había metido en la cabeza a Judas Iscariote, hijo de Simón, la idea de traicionar a Jesús. Jesús, sabiendo que el Padre había puesto en sus manos todas las cosas, que había salido de Dios y que a Dios volvía, se levantó de la mesa, se quitó el manto, tomó una toalla y se la ciñó.


Luego echó agua en un barreño y comenzó a lavar los pies de sus discípulos y a enjugárselos con la toalla que se había ceñido. Al llegar a Simón Pedro, éste le dijo: «Señor, ¿tú lavarme a mí los pies?». Jesús le respondió: «Lo que yo hago ahora tú no lo entiendes; lo entenderás más tarde».


Pedro dijo: «Jamás me lavarás los pies». Jesús le replicó: «Si no te lavo, no tendrás parte conmigo». Simón Pedro dijo: «Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza».


Jesús le dijo: «El que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, pues está completamente limpio; y vosotros estáis limpios, aunque no todos». Jesús sabía muy bien quién iba a traicionarlo; por eso dijo: «No todos estáis limpios».


Después de lavarles los pies, se puso el manto, se sentó de nuevo a la mesa y les dijo: «¿Entendéis lo que os he hecho? Vosotros me llamáis el maestro y el señor; y decís bien, porque lo soy.


Pues si yo, el señor y el maestro, os he lavado los pies, también vosotros os los debéis lavar unos a otros. Yo os he dado ejemplo, para que hagáis vosotros lo mismo que he hecho yo.

domingo, 24 de marzo de 2013

Evangelio Domingo de Ramos


D O M I N G O  D E  R A M O S


 

Evangelio según San Lucas 22,14-23,56.


Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.


He deseado enormemente comer esta comida pascual con vosotros, antes de padecer


C. Llegada la hora, se sentó Jesús con sus discípulos y les dijo:


+ - «He deseado enormemente comer esta comida pascual con vosotros, antes de padecer, porque os digo que ya no la volveré a comer, hasta que se cumpla en el reino de Dios.»


C. Y, tomando una copa, pronunció la acción de gracias y dijo:


+ - «Tomad esto, repartidlo entre vosotros; porque os digo que no beberé desde ahora del fruto de la vid, hasta que venga el reino de Dios.»


Haced esto en memoria mía


C. Y, tomando pan, pronunció la acción de gracias, lo partió y se lo dio, diciendo:


+ - «Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros; haced esto en memoria mía.»


C. Después de cenar, hizo lo mismo con la copa, diciendo:


+ - «Esta copa es la nueva alianza, sellada con mi sangre, que se derrama por vosotros.»


¡Ay de ése que entrega al Hijo del hombre!


«Pero mirad: la mano del que me entrega está con la mía en la mesa. Porque el Hijo del hombre se va, según lo establecido; pero, ¡ay de ése que lo entrega!»


C. Ellos empezaron a preguntarse unos a otros quién de ellos podía ser el que iba a hacer eso.


Yo estoy en medio de vosotros como el que sirve


C. Los discípulos se pusieron a disputar sobre quién de ellos debía ser tenido como el primero. Jesús les dijo:


+ - «Los reyes de las naciones las dominan, y los que ejercen la autoridad se hacen llamar bienhechores. Vosotros no hagáis así, sino que el primero entre vosotros pórtese como el menor, y el que gobierne, como el que sirve. Porque, ¿quién es más, el que está en la mesa o el que sirve? ¿Verdad que el que está en la mesa? Pues yo estoy en medio de vosotros como el que sirve. Vosotros sois los que habéis perseverado conmigo en mis pruebas, y yo os transmito el reino como me lo transmitió mi Padre a mí: comeréis y beberéis a mi mesa en mi reino, y os sentaréis en tronos para regir a las doce tribus de Israel.»


Tú, cuando te recobres, da firmeza a tus hermanos


C. Y añadió:


+ - «Simón, Simón, mira que Satanás os ha reclamado para cribaros como trigo. Pero yo he pedido por ti, para que tu fe no se apague. Y tú, cuando te recobres, da firmeza a tus hermanos.»


C. Él le contesto:


S. -«Señor, contigo estoy dispuesto a ir incluso a la cárcel y a la muerte.»


C. Jesús le replicó:


+ - «Te digo, Pedro, que no cantará hoy el gallo antes que tres veces hayas negado conocerme.»


Tiene que cumplirse en mí lo que está escrito


C. Y dijo a todos:


+ - «Cuando os envié sin bolsa, ni alforja, ni sandalias, ¿os faltó algo?»


C. Contestaron:


S. - «Nada.»


C. Él añadió:


+ - «Pero ahora, el que tenga bolsa que la coja, y lo mismo la alforja; y el que no tiene espada, que venda su manto y compre una. Porque os aseguro que tiene que cumplirse en mí lo que está escrito: Fue contado con los malhechores." Lo que se refiere a mí toca a su fin.»


C. Ellos dijeron:


S. - «Señor, aquí hay dos espadas.»


C. Él les contesto:


+ - «Basta.»


En medio de su angustia, oraba con más insistencia


C. Y salió Jesús, como de costumbre, al monte de los Olivos, y lo siguieron los discípulos. Al llegar al sitio, les dijo:


+ - «Orad, para no caer en la tentación.»


C . Él se arrancó de ellos, alejándose como a un tiro de piedra y, arrodillado, oraba, diciendo:


+ - «Padre, si quieres, aparta de mí ese cáliz; pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya.»


C - Y se le apareció un ángel del cielo, que lo animaba. En medio de su angustia, oraba con más insistencia. Y le bajaba hasta el suelo un sudor como de gotas de sangre. Y, levantándose de la oración, fue hacia sus discípulos, los encontró dormidos por la pena, y les dijo:


+ - «¿Por qué dormís? Levantaos y orad, para no caer en la tentación.»


Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del hombre?


C. Todavía estaba hablando, cuando aparece gente; y los guiaba el llamado Judas, uno de los Doce. Y se acercó a besar a Jesús.


Jesús le dijo:


+ - «Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del hombre?»


C. Al darse cuenta los que estaban con él de lo que iba a pasar, dijeron:


S. - «Señor, ¿herimos con la espada?»


C. Y uno de ellos hirió al criado del sumo sacerdote y le cortó la oreja derecha. Jesús intervino, diciendo:


+ - «Dejadlo, basta.»


C. Y, tocándole la oreja, lo curó. Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los oficiales del templo, y a los ancianos que habían venido contra él:


+ - «¿Habéis salido con espadas y palos, como a caza de un bandido? A diario estaba en el templo con vosotros, y no me echasteis mano. Pero ésta es vuestra hora: la del poder de las tinieblas.»


Pedro, saliendo afuera, lloró amargamente


C. Ellos lo prendieron, se lo llevaron y lo hicieron entrar en casa del sumo sacerdote.


Pedro lo seguía desde lejos. Ellos encendieron fuego en medio del patio, se sentaron alrededor, y Pedro se sentó entre ellos.


Al verlo una criada sentado junto a la lumbre, se lo quedó mirando y dijo:


S. - «También éste estaba con él.»


C. Pero él lo negó, diciendo:


S. - «No lo conozco, mujer.»


C. Poco después lo vio otro y le dijo:


S. - «Tú también eres uno de ellos.»


C. Pedro replicó:


S. - «Hombre, no lo soy.»


C. Pasada cosa de una hora, otro insistía:


S. - «Sin duda, también éste estaba con él, porque es galileo.»


C. Pedro contestó:


S. - «Hombre, no sé de qué me hablas.»


C. Y, estaba todavía hablando, cuando cantó un gallo. El Señor, volviéndose, le echó una mirada a Pedro, y Pedro se acordó de la palabra que el Señor le había dicho:


«Antes de que cante hoy el gallo, me negarás tres veces.» Y, saliendo afuera, lloró amargamente.


Haz de profeta; ¿quién te ha pegado?


C. Y los hombres que sujetaban a Jesús se burlaban de él, dándole golpes.


Y, tapándole la cara, le preguntaban:


S. - «Haz de profeta; ¿quién te ha pegado?»


C. Y proferían contra él otros muchos insultos.


Lo hicieron comparecer ante su Sanedrín


C. Cuando se hizo de día, se reunió el senado del pueblo, o sea, sumos sacerdotes y escribas, y, haciéndole comparecer ante su Sanedrín, le dijeron:


S. - «Si tú eres el Mesías, dínoslo.»


C. Él les contesto:


+ - «Si os lo digo, no lo vais a creer; y si os pregunto, no me vais a responder. Desde ahora, el Hijo del hombre estará sentado a la derecha de Dios todopoderoso.»


C. Dijeron todos:


S. - «Entonces, ¿tú eres el Hijo de Dios?»


C. Él les contestó:


+ - «Vosotros lo decís, yo lo soy.»


C. Ellos dijeron:


S. - «¿Qué necesidad tenemos ya de testimonios? Nosotros mismos lo hemos oído de su boca.»


C. Se levantó toda la asamblea, y llevaron a Jesús a presencia de Pilato.


No encuentro ninguna culpa en este hombre


C. Y se pusieron a acusarlo, diciendo:


S. - «Hemos comprobado que éste anda amotinando a nuestra nación, y oponiéndose a que se paguen tributos al César, y diciendo que él es el Mesías rey.»


C. Pilato preguntó a Jesús:


S. - «¿Eres tú el rey de los judíos?»


C. Él le contestó:


+ - «Tú lo dices.»


C. Pilato dijo a los sumos sacerdotes y a la gente:


S. - «No encuentro ninguna culpa en este hombre.»


C. Ellos insistían con más fuerza, diciendo:


S. - «Solivianta al pueblo enseñando por toda Judea, desde Galilea hasta aquí.»


C. Pilato, al oírlo, preguntó si era galileo; y, al enterarse que era de la jurisdicción de Herodes, se lo remitió. Herodes estaba precisamente en Jerusalén por aquellos días. Herodes, con su escolta, lo trató con desprecio


C. Herodes, al ver a Jesús, se puso muy contento; pues hacía bastante tiempo que quería verlo, porque oía hablar de él y esperaba verle hacer algún milagro. Le hizo un interrogatorio bastante largo; pero él no le contestó ni palabra.


Estaban allí los sumos sacerdotes y los escribas acusándolo con ahínco. Herodes, con su escolta, lo trató con desprecio y se burló de él; y, poniéndole una vestidura blanca, se lo remitió a Pilato. Aquel mismo día se hicieron amigos Herodes y Pilato, porque antes se llevaban muy mal.


Pilato entregó a Jesús a su arbitrio


C. Pilato, convocando a los sumos sacerdotes, a las autoridades y al pueblo, les dijo:


S. - «Me habéis traído a este hombre, alegando que alborota al pueblo; y resulta que yo lo he interrogado delante de vosotros, y no he encontrado en este hombre ninguna de las culpas que le imputáis; ni Herodes tampoco, porque nos lo ha remitido: ya veis que nada digno de muerte se le ha probado. Así que le daré un escarmiento y lo soltaré.»


C. Por la fiesta tenía que soltarles a uno. Ellos vociferaron en masa, diciendo:


S. - «¡Fuera ése! Suéltanos a Barrabás.»


C. A éste lo habían metido en la cárcel por una revuelta acaecida en la ciudad y un homicidio. Pilato volvió a dirigirles la palabra con intención de soltar a Jesús. Pero ellos seguían gritando:


S. - «¡Crucifícalo, crucifícalo!»


C. Él les dijo por tercera vez:


S. - «Pues, ¿qué mal ha hecho éste? No he encontrado en él ningún delito que merezca la muerte. Así es que le daré un escarmiento y lo soltaré.»


C. Ellos se le echaban encima, pidiendo a gritos que lo crucificara; e iba creciendo el griterío. Pilato decidió que se cumpliera su petición: soltó al que le pedían (al que había metido en la cárcel por revuelta y homicidio), y a Jesús se lo entregó a su arbitrio.


Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí


C. Mientras lo conducían, echaron mano de un cierto Simón de Cirene, que volvía del campo, y le cargaron la cruz, para que la llevase detrás de Jesús. Lo seguía un gran gentío del pueblo, y de mujeres que se daban golpes y lanzaban lamentos por él.


Jesús se volvió hacia ellas y les dijo:


+ - «Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, llorad por vosotras y por vuestros hijos, porque mirad que llegará el día en que dirán: "Dichosas las estériles y los vientres que no han dado a luz y los pechos que no han criado." Entonces empezarán a decirles a los montes: "Desplomaos sobre nosotros", y a las colinas: "Sepultadnos"; porque, si así tratan al leño verde, ¿qué pasara con el seco?»


C. Conducían también a otros dos malhechores para ajusticiarlos con él.


Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen


C. Y, cuando llegaron al lugar llamado «La Calavera», lo crucificaron allí, a él y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda.


Jesús decía:


+ - «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.»


C. Y se repartieron sus ropas, echándolas a suerte.


Éste es el rey de los judíos


C. El pueblo estaba mirando.


Las autoridades le hacían muecas, diciendo:


S - «A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el Elegido.»


C. Se burlaban de él también los soldados, ofreciéndole vinagre y diciendo:


S. - «Si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo.»


C. Había encima un letrero en escritura griega, latina y hebrea: «Éste es el rey de los judíos.»


Hoy estarás conmigo en el paraíso


C. Uno de los malhechores crucificados lo insultaba, diciendo:


S. - «¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros.»


C. Pero el otro le increpaba:


S. - «¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en el mismo suplicio? Y lo nuestro es justo, porque recibimos el pago de lo que hicimos; en cambio, éste no ha faltado en nada.»


C Y decía:


S. - «Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino.»


C. Jesús le respondió:


+ - «Te lo aseguro: hoy estarás conmigo en el paraíso.» Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu


C. Era ya eso de mediodía, y vinieron las tinieblas sobre toda la región, hasta la media tarde; porque se oscureció el sol. El velo del templo se rasgó por medio. Y Jesús, clamando con voz potente, dijo:


+ - «Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu.»


C. Y, dicho esto, expiró.


Todos se arrodillan, y se hace una pausa


C. El centurión, al ver lo que pasaba, daba gloria a Dios, diciendo:


S. - «Realmente, este hombre era justo.»


C. Toda la muchedumbre que había acudido a este espectáculo, habiendo visto lo que ocurría, se volvía dándose golpes de pecho. Todos sus conocidos se mantenían a distancia, y lo mismo las mujeres que lo habían seguido desde Galilea y que estaban mirando.


José colocó el cuerpo de Jesús en un sepulcro excavado


C. Un hombre llamado José, que era senador, hombre bueno y honrado (que no había votado a favor de la decisión y del crimen de ellos), que era natural de Arimatea, pueblo de Judea, y que aguardaba el reino de Dios, acudió a Pilato a pedirle el cuerpo de Jesús. Y, bajándolo, lo envolvió en una sábana y lo colocó en un sepulcro excavado en la roca, donde no habían puesto a nadie todavía.


Era el día de la Preparación y rayaba el sábado. Las mujeres que lo habían acompañado desde Galilea fueron detrás a examinar el sepulcro y cómo colocaban su cuerpo. A la vuelta, prepararon aromas y ungüentos. Y el sábado guardaron reposo, conforme al mandamiento.