E P I F A N Í A
|
Evangelio: Mateo 2, 1-12
Nacido
Jesús en Belén de Judea, en tiempo del rey Herodes, unos magos que venían del
Oriente se presentaron en Jerusalén, diciendo: «¿Dónde está el Rey de los
judíos que ha nacido? Pues vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a
adorarle.» Al oír esto, el rey Herodes se sobresaltó y con él toda Jerusalén.
Convocó a todos los sumos sacerdotes y escribas del pueblo, y por ellos se
estuvo informando del lugar donde había de nacer el Cristo.
Ellos
le dijeron: «En Belén de Judea, porque así está escrito por medio del profeta:
Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres, no, la menor entre los principales clanes
de Judá; porque de ti saldrá un caudillo que apacentará a mi pueblo Israel.
Entonces Herodes llamó aparte a los magos y por sus datos precisó el tiempo de
la aparición de la estrella.
Después,
enviándolos a Belén, les dijo: Id e indagad cuidadosamente sobre ese niño; y
cuando le encontréis, comunicádmelo, para ir también yo a adorarle. Ellos,
después de oír al rey, se pusieron en camino, y he aquí que la estrella que
habían visto en el Oriente iba delante de ellos, hasta que llegó y se detuvo
encima del lugar donde estaba el niño. Al ver la estrella se llenaron de
inmensa alegría.
Entraron
en la casa; vieron al niño con María su madre y, postrándose, le adoraron;
abrieron luego sus cofres y le ofrecieron dones de oro, incienso y mirra. Y,
avisados en sueños que no volvieran donde Herodes, se retiraron a su país por
otro camino.
La meditación de este Evangelio, nos la ofrece el Excmo. y Rvdo.
Sr. D. Antonio Ceballos Atienza, Obispo emérito de Cádiz.
M E D I T
A C I O N
La fiesta de la Epifanía es de las
primeras que aparecen en la liturgia cristiana, después de la Pascua , centro y origen de
la liturgia. Poco después se unió la de Navidad. Epifanía es el día por
excelencia de la manifestación de Jesús o mejor de Dios por medio de Jesús.
Se da una diferencia
importante entre la Navidad
y la Epifanía. Navidad
fina su mirada en la naturaleza humana asumida por el Hijo de Dios, mientras
que Epifanía se fija más en la divinidad que aparece y brilla en esa humanidad.
Por eso la liturgia de este día comienza con las palabras; “mirad que llega el
Señor del Señorío”. Epifanía tiene, además, el significado especial de
manifestación de Dios por Cristo a los pueblos gentiles, de llamada de todos
los hombre a la salvación y, en consecuencia a la visión de Dios. Por eso
encontramos a un Cristo que es LUZ para todos los pueblos.
Os invito a hacer una
oración, muy intima y muy actual teniendo presente a vuestro Cristo del Perdón.
Jesús, te damos gracias por
la noche, que envuelve hoy a tu Iglesia, peregrina en el mundo. Esta noche
oscura, que provocada por el deslumbramiento de tu luz, seduce a la locura de la Cruz y al Cristo del Perdón.
Noche dichosa, que en la hora de la salida, en un silencio profundo y al solo
golpe del tambor, nos permite ver con más hondura la claridad ardiente de tu
mirada, Señor.
Noche de Pascua, en la que
tú, Señor, apareces en la orilla del mar para repetirnos el encargo. Noche de
la alegría interminable, por verte cerca, con las heridas del amor crucificado
en el Cristo del Perdón. Noche en la que alcanzan a nuestros corazones tus
últimas palabras; “Id, poneos en marcha, poneos en camino… Yo estoy con
vosotros”. Noche en la que brilla el fuego del Espíritu, el fuego del amor del
Cristo del Perdón, que tú pasas de tus manos a las nuestras.
En esta noche oscura, antes
de emprender las sendas de la liberación para la fraternidad, para la Hermandad del Cristo del
Perdón en la mesa compartida, apareces tú solo antes nuestras miradas,
pacificadas ya por asombro y la alabanza. Queda tú solo, Señor. Solamente tú,
exclusivamente tú, tú totalmente.
Ya no tenemos ojos para
contemplar, en la oscuridad de la noche, a nadie más que a ti, Cristo del
Perdón. Pues, nuestro corazón ya no tiene a nadie más nos conduzca, sino tú, su
bien único y verdadero.
Tu mismo. Tu solo. Tu todo.
Tu en tu amor, hecho Cruz y convertido en Perdón y Fuego. Nosotros estamos ya
en ti, Señor, pequeñuelos de tu perdón y misericordia, como pura y sencilla
capacidad de acogida.
Tu absoluta cercanía hace
posible que nos acerquemos a ti, con las manos enteramente abiertas. Tu
absoluta compañía hace posible que caminemos contigo con las manos
excautivamente ofrecidas. Tu absoluta acogida hace posible, que como Hermandad
del Cristo del Perdón, nos entreguemos, a ti, con las manos definitivamente
abandonadas.
En el amanecer se disipan
como las sombras, el miedo a la aventura, a la soledad y al desaliento. La
tristeza da paso a la alegría de las entrañas de misericordia y amor, que nadie
nos podrá arrebatar. Entonces, abrumados y vencidos por tu misericordia, ya
solo podemos esperar mientras vamos de camino. Entre las manos vacías, sujetas
por las tuyas, señor, ya solo quedará tu misericordia y tu dulzura, tu inmensa
dulzura y perdón.
Como testigos fervientes de
la decidida travesía de su amor, olvidados de lo que queda atrás en el corazón
y en el camino. Hermanos de los más pequeños de todos, hermanos amados, que ya
solo pueden amar. Pequeñuelos dispuestos a continuar un camino sin retorno
hasta más allá de la travesía. Así regalaras a tu Iglesia un puñado pequeño de
hermanos, una hermandad para que abra la marcha, pura y sencilla transparencia
de tu cercanía. Aclamación viva de tu presencia al amanecer. Con su vida y con
su muerte gritaremos en la aurora: “Es el Señor,” “Con nosotros”. Y entonces la
plenitud de tu alegría pondrá en los labios de todos el cántico nuevo de la
alabanza de gloria.
En la Navidad del 2012.
Antonio
Ceballos Atienza
Obispo emérito de
Cádiz y Ceuta.
En nombre de la Junta de Gobierno de esta
Venerable Cofradía queremos agradecer la colaboración del Excmo. y Rvdo. D.
Antonio Ceballos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario