jueves, 30 de abril de 2020

ESTRUCTURA DEL SANTO ROSARIO II


LA VOCALÍA DE FORMACIÓN INFORMA 


ESTRUCTURA DEL SANTO ROSARIO II 




2. Rezar el Padrenuestro

3. Rezar 3 Avemarías y Gloria

4. Anunciar el primer misterio. Rezar el Padrenuestro. 

5. Rezar 10 Avemarías, Gloria y Jaculatoria

6. Anunciar el segundo misterio. Rezar el Padrenuestro

7. Rezar 10 Avemarías, Gloria y Jaculatoria

8. Anunciar el tercer misterio. Rezar el Padrenuestro

9. Rezar 10 Avemarías, Gloria y Jaculatoria

10. Anunciar el cuarto misterio. Rezar el Padrenuestro

11. Rezar 10 Avemarías, Gloria y Jaculatoria

12. Anunciar el quinto misterio. Rezar el Padrenuestro

13. Rezar 10 Avemarías, Gloria y Jaculatoria

14. Rezar la Salve


ORACIONES DEL ROSARIO 



SEÑAL DE LA CRUZ 



+Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos Señor, Dios nuestro. +En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén. 



SÍMBOLO DE LOS APÓSTOLES 


Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén. 



ACTO DE CONTRICIÓN 


Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser vos quien sois, bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia, propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén. 





PADRENUESTRO



Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén. 



AVEMARÍA



Dios te salve, María del Rosario; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. 



GLORIA



Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén. 



JACULATORIAS



Puede usarse una de estas dos: 

María, Madre de gracia, Madre de misericordia, defiéndenos de nuestros enemigos y ampáranos ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. 


Oh Jesús, perdónanos nuestros pecados, sálvanos del fuego del infierno y guía todas las almas al Cielo, especialmente aquellas que necesitan más de tu misericordia. (Oración de Fátima). 



LETANÍAS DE NUESTRA SEÑORA 



Señor, ten piedad 

Cristo, ten piedad 

Señor, ten piedad. 

Cristo, óyenos. 

Cristo, escúchanos. 



Dios, Padre celestial, 

ten misericordia de nosotros. 



Dios, Hijo, Redentor del mundo, 

Dios, Espíritu Santo, 

Santísima Trinidad, un solo Dios, 



Santa María, 


ruega por nosotros. 


Santa Madre de Dios, 

Santa Virgen de las Vírgenes, 

Madre de Cristo, 
Madre de la Iglesia, 
Madre de la divina gracia, 
Madre purísima, 
Madre castísima, 
Madre siempre virgen, 
Madre inmaculada, 
Madre amable, 
Madre admirable, 
Madre del buen consejo, 
Madre del Creador, 
Madre del Salvador, 
Madre de misericordia, 
Virgen prudentísima, 
Virgen digna de veneración, 
Virgen digna de alabanza, 
Virgen poderosa, 
Virgen clemente, 
Virgen fiel, 
Espejo de justicia, 
Trono de la sabiduría, 
Causa de nuestra alegría, 
Vaso espiritual, 
Vaso digno de honor, 
Vaso de insigne devoción, 
Rosa mística, 
Torre de David, 
Torre de marfil, 
Casa de oro, 
Arca de la Alianza, 
Puerta del cielo, 
Estrella de la mañana, 
Salud de los enfermos, 
Refugio de los pecadores, 
Consoladora de los afligidos, 
Auxilio de los cristianos, 
Reina de los Ángeles, 
Reina de los Patriarcas, 
Reina de los Profetas, 
Reina de los Apóstoles, 
Reina de los Mártires, 
Reina de los Confesores, 
Reina de las Vírgenes, 
Reina de todos los Santos, 
Reina concebida sin pecado original, 
Reina asunta a los Cielos, 
Reina del Santísimo Rosario, 
Reina del Santísimo Rosario, 
Reina del Santísimo Rosario, 
Reina de las Cofradías, 
Reina de la Ciudad de Cádiz, 
Reina de la Madrugá, 
Reina de la familia, 
Reina de la paz. 

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, 
perdónanos, Señor. 

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, 
escúchanos, Señor. 

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, 
ten misericordia de nosotros. 

Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios. 
Para que seamos dignos de las promesas de Cristo. 



ORACIÓN. 


Te rogamos nos concedas, Señor Dios nuestro, gozar de continua salud de alma y cuerpo, y por la gloriosa intercesión de la bienaventurada siempre Virgen María, vernos libres de las tristezas de la vida presente y disfrutar de las alegrías eternas. 
Por Cristo nuestro Señor. Amén. 





La letanía del Rosario es una serie de títulos e invocaciones a la Madre de Dios, ricos en contenido bíblico, doctrinal y espiritual. Pero desgraciadamente esta riqueza se nos escapa por desconocer el origen y el contenido de estos símbolos, a veces de no fácil comprensión. Por ello conviene hacer, aunque sea brevemente, un estudio serio de esta oración para desarrollar y fortalecer una auténtica piedad mariana. 



¿QUÉ ES UNA LETANÍA? 



Una letanía es una plegaria formada por una serie de cortas invocaciones, que los fieles rezan o cantan en honor a Dios, de la Virgen o de los santos. Tiene un origen muy antiguo, pues encontramos vestigios de ellas en los textos de los padres apostólicos del siglo II, al parecer siguiendo la recomendación de San Pablo: “Recomiendo, ante todo, que se hagan peticiones, oraciones, súplicas y acciones de gracias por los hombres de toda clase, por los jefes de estado y todos los gobernantes, para que podamos llevar una vida tranquila y de paz, con toda piedad y dignidad” (1 Tim 2, 1-2). 



Estas fórmulas de invocación tienen un carácter eminentemente popular, por lo que son muy abundantes y de estilos diversos, algunas en verso y otras en prosa. Se usaban en procesiones, en la Vigilia Pascual, en las ordenaciones, en las oraciones por los enfermos y los difuntos. Es hasta el siglo XII donde encontramos unas primeras letanías de la Virgen que recogieron los principales títulos tributados a la Madre de Dios, del modo análogo al que se habían recogido en la antigüedad tantas alabanzas a Cristo. 



La colección más famosa de estas letanías de la Virgen María es conocida como “lauretana”, por proceder del Santuario de la Virgen de Loreto en Italia. Procede de los siglos XVI y XVII aunque con el tiempo esta letanía fue enriqueciéndose con nuevos títulos que por decreto los papas añadían al texto tradicional que tenía como base de 50 invocaciones. 



La estructura del texto tradicional es la siguiente: Comienza con las invocaciones tomadas de las letanías de los santos (Santa María, Santa Madre de Dios. Santa Virgen de las Vírgenes /1-3), luego María es considerada como Madre /4-15/, y después se pasa a considerar a la Virgen como virgen /16-21/, se enuncia una serie de títulos simbólicos de origen fundamentalmente bíblico /22-34/ y, finalmente se considera la Gloria de María, ayuda y consuelo de los que estamos en la tierra y Reina de cuantos están en el Cielo /34-50/. 



Característica de la letanía lauretana es no solo quedarse en los elogios a la Madre de Dios sino encomendarse a su intercesión. Por ello después de cada invocación se añadió el “Ruega por nosotros”, “Intercede por mí” o “Apiádate de mí” o fórmulas semejantes, por las cuales el cristiano que sufre, que está en pecado o se encuentra en trance de muerte, se acerca a María para obtener su gracia mediadora ante el Hijo. 



POR LAS INTENCIONES DEL SUMO PONTÍFICE 



Rezar el Padrenuestro

Rezar 3 Avemarías y Gloria



ORACIÓN A MARÍA SANTÍSIMA DEL ROSARIO EN SUS MISTERIOS DOLOROSOS 



Amadísima Señora: Miraros sin que la gloria de vuestra sonrisa nos llene de alborozo es imposible, pero contemplar ese Rosario que nos ofrecéis en sus más conmovedores Misterios y no llorar tampoco es posible a vuestros fieles hijos. Por eso, Madre nuestra, meditando sobre las flores del Rosario de vuestro dolor, humildemente os suplicamos piedad de los que a vuestro amor recurren, en la seguridad de que aliviaréis las amarguras de nuestros sentidos, dándonos al mismo tiempo los auxilios necesarios para la salvación de nuestras almas. Amén. 



SALVE



Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te salve. A Ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a Ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce siempre Virgen María! 



Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. 



+En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén. 



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