martes, 9 de octubre de 2012

Primer Misterio Gozoso. La Encarnación del Hijo de Dios.


La Encarnación del Hijo de Dios

La Anunciación. Autor El Greco. Museo Nacional del Prado


«Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; el nombre de la virgen era María» (Lc 1,26-27).  

«La anunciación de Maria inaugura la plenitud de "los tiempos" (Gál 4,4), es decir, el cumplimiento de las promesas y de los preparativos» (CIC, 484).

La meditación de este misterio, nos la ofrece el Rvdo. P. D. José María Bravo Aragón Delegado Episcopal para el Año de la Fe y Director del Secretariado Diocesano para el Diálogo Fe-Cultura.


M E D I T A C I O N

La Encarnación del Hijo de Dios


El Misterio de la Encarnación del Hijo de Dios es el mayor acontecimiento que ha habido en la historia de la humanidad. Necesitamos tener una mirada amplia y un corazón generoso para darnos cuenta de esto. A veces no somos capaces de ir más allá de nosotros mismos y del entorno en el que estamos.

El Dios que nos creó por puro amor, que acompañó a los Patriarcas, que liberó y guió a su pueblo, que se comunicó por los profetas, que realizó obras grandes a favor de los suyos… 

Ese Dios ahora se hace igual que nosotros, comparte nuestra existencia plenamente. Uno como nosotros y con nosotros. Por ello, nace de una mujer. De una mujer concreta, de nombre María, desposada con José, que vive en Nazaret, un pueblo de la región de Galilea, en Palestina.

Igual que cada uno de nosotros, que puede decir quién es, cuál es su nombre, las personas de nuestra familia, el lugar donde vivimos… 

Desde la Encarnación del Hijo de Dios, estas realidades tan humanas y tan concretas pasan a ser el escenario en el que Dios se hace presente. En nuestra realidad histórica. Que queda enriquecida por esta presencia de Dios, que nos ayuda a ir más allá, a compartir con los otros, a preocuparnos por todo lo que sucede a nuestro alrededor, a darnos cuenta de que nuestra vida empieza no en nosotros mismos, sino en los demás. Y muy especialmente en el Dios que encontramos en los hermanos.

Desde ese día los creyentes en Jesucristo sabemos que todo lo humano se convierte en divino y que tenemos capacidad para acoger a Dios en nuestras vidas.


P. José María Bravo Aragón

En nombre de la Junta de Gobierno de esta Venerable Cofradía queremos agradecer la colaboración del P. José María con esta campaña.

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