S A L V E
Salve, Madre, en
la ciudad de mis amores te saluda un humilde pregonero de la Semana Santa de Cádiz
que en este mes del Santo Rosario se pone a tus pies con los temores, las
dudas, la alegría, la preocupación y la incertidumbre que anida en mi alma
cofrade ante la honrosa tarea que me ha sido encomendada de cantar las glorias
de nuestra Semana Mayor.
Veras, Madre, he pensado que algunas tardes grises de otoño me gustará acercarme a tu Iglesia de Santa Cruz donde hace ya casi medio siglo el P. Marcelino Martín me bautizó en la fe en Jesucristo. Iré a verte, Señora, para decirte que te quiero y pedirte que me ayudes. Y para ofrecerte mi oración y mi suplica. Para rogarte que con tu generosidad de Madre buena atiendas las peticiones de tus hijos en esta época convulsa que nos ha tocado vivir.
Madre del Rosario, quiero implorarte que veles por los más pobres que transitan por la calle de
Trasera del Palio. Foto Marcos Piñero |
Madre del Rosario, espérame en Santa Cruz, acompañada de tu Hijo el Santísimo Cristo del Perdón, que cada madrugada de Viernes Santo levanta tempestades de emociones y devociones a su paso por las calles de Cádiz. Iré a verte muchas tardes solitarias de otoño para musitar en silencio suplicante una sentida Salve:
Dios te
salve, Reina y Madre de Misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios
te salve.
A ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a Ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos. Y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre.
¡Oh, clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María! Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.
Juan Manzorro Burguillos
Gracias Juan por esas palabras a nuestra Virgen. Me gustaría escucharlas en tu pregón el próximo domingo de pasión.
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