La venida del Espíritu Santo
Pentecostés. Autor El Greco. Museo Nacional del Prado |
«Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en un mismo lugar. De repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso, que llenó toda la casa en la que se encontraban. Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos; quedaron todos llenos del Espíritu Santo y se pusieron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse» (Hch 2, 1-4).
«"Espíritu Santo", tal es el nombre propio de Aquél que adoramos y glorificamos con el Padre y el Hijo. La Iglesia ha recibido este nombre del Señor y lo profesa en el Bautismo de sus nuevos hijos» (CIC, 691).
La meditación de este misterio, nos la ofrece el cofrade D. Antonio Llaves Villanueva, Caballero de la Pontificia Orden de San Gregorio Magno
M E D I T A C I O N
La venida del Espíritu Santo
…y en otro lugar leemos “Todavía tengo muchas cosas que deciros, pero vosotros no las podéis comprender ahora. Cuando venga el Espíritu de la Verdad, él os introducirá en toda la verdad, porque no hablará por si mismo, sino que dirá lo que ha oído y os anunciará lo que irá sucediendo” (Jn 16, 12-13)
El Señor tiene muchas cosas que decirnos. Toda la vida del hombre es un dialogo con Dios. Desde el principio, el hombre dialoga con Dios. Dios crea al hombre, a Adán, lo pone en el Paraíso y cada día, a la caída de la tarde, Dios lo visita.
Pero cuesta el diálogo con Dios, cuesta entenderse con Él, cuesta la oración. Porque el hombre con su desobediencia original, se aleja de Dios. Pero el hombre tiene que perder el tiempo para ganarlo a Dios.
Dios crea al hombre del barro de la tierra, y sopla sobre él un aliento de vida, y tiene muchas cosas que decirle, por ello el dialogo íntimo es necesario. El hombre no se deja modelar por Dios, no se deja formar. El hombre no escucha a Dios, y la causa habitual no es un rechazo de Dios, sino el tener puesto el corazón en otros afectos, el estar distraído con otras cosas.
Dios busca el dialogo con el hombre. Pero la naturaleza caída del hombre pone un muro entre nosotros y Dios. Nos cuesta la vida de piedad. Aunque nos atrae. Eso es lo que nos pasa y Jesús nos lo explica con claridad. “Todavía tengo muchas cosas que deciros, pero no las podéis comprender ahora”.
“Y todos se llenaron del Espíritu Santo…” Desde este momento, animada por el Espíritu comienza la vida de la Iglesia, su quehacer evangélico y misionero. Seamos consientes de la grandeza de nuestra vocación y finalmente pidamos a María en sus misterios gloriosos que permanezca a nuestro lado como en los tiempos de la iglesia naciente animando nuestro quehacer y fortaleciendo nuestra vocación de hacer presente al Señor en el mundo.
Antonio Llaves Villanueva
En nombre de la Junta de Gobierno de esta Venerable Cofradía queremos agradecer la colaboración de Antonio con esta campaña.
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